
Calle Cuba
Una Como tantas de algún municipio perdido de la provincia de Buenos Aires. O no tan perdido. O no tan ignoto. Capital industrial de zona norte. Te conozco campo y te conozco ciudad. Campo. Campo. Campo.Cuando mi calle era de tierra y los zanjones eran parte del paisaje comunitario me llevaban al tambo a seis cuadras de mi casa. Yo jugaba con las gallinas de la granja lindera. Esas seis cuadras representan lo lejos que quedan mis recuerdos de mi estado de bebita y de mi paso de bebita a Infante. Cuando ya no hubo más tambo sólo quedaron las dos cuadras hasta la ruta.
Apenas bajabas del colectivo te encontrabas con el puesto de diarios. Pasaron buenos amigos ese sitio; recuerdo toneladas de diarios y revistas. Pero a mí solamente me importaban los jueves cuándo recibía en casa mi preciosa revista Anteojito. Antes no tenía conciencia de los días de la semana así que todos los días preguntaba cuando llegaba mi revista. Amaba sus juguetes. A los poemas de la primera página. Había uno que todavía recuerdo y que hablaba de una naranja que salía de paseo.
En aquel momento no me había dado cuenta pero cerca del puesto de diarios se encontraba la papelera. Mucha gente vendía su papel allí para ser reciclado. Sin embargo, lo mejor de ese lugar eran los libros que mi mamá pudo salvar para traerlos a mi casa. Y así crecí en una amalgama de libros nuevos y de textura sedosa con libros viejos cuyo fragmentos aún conservo. Libros como uno llamado Reina que no era sino la historia de La dama y el vagabundo. Y otros destartalados como el Maravilloso Mundo de los cuentos de alguna editorial dedicada a los niños. Al principio solo podía disfrutar de sus preciosos dibujos. Pero teniendo tantas horas libres y estando en cama, propio de una niña enclenque, no pude si no aprender a leer rápido para saber los tesoros que proporcionaba la lectura.
Metros más tarde ya en la esquina estaba la carnicería de amigos. Pero el asado y los convites eran de los sábados. Ahí aprendí a cebar mate, apenas unos palitos nadando en agua y con un montón de azúcar. También aprendí a amar a Batuke, un enorme manto negro que nos cuidaba a todos.
Ya cruzando en la próxima calle la primera casa era la de una amiga pero que solo nos conocimos hasta los 10 años. Por la misma vereda la próxima casa eran de los amigos de la carnicería amaba esa casa grande y con un enorme espacio al fondo. La señora y dueña de batuke, inolvidable. Tenía dos hijos mucho más grandes que yo pero que eran muy simpáticos conmigo cuando iba a jugar a su casa. Metros más adelante y a mitad de cuadra una puerta verde permitía que accediera casa de mi madrina. Mi madrina enfermera e instrumentadora casi casi avizorando lo que yo sería algún día. Yo también jugaba ahí. Es más creo que pocos recuerdos tengo de casas de niños. Apenas dos o tres de amigos de mi edad. Siguiendo por la cuadra pero del lado de enfrente estaba una panadería. Tuvo muchos dueños a lo largo de toda mi vida. Con unos fui más cercana que con otros como los de mis amiguitos a los 11 años o de mi paciente a los 30. De ahí han venido las tortas de los cumpleaños y los cañoncitos de dulce de leche de las meriendas vespertinas. Justo al lado de la panadería se encuentra una casa pequeña y gris de un solo piso. Allí un día el vecino a quien yo no conocía mucho me llamó, me mostró una pila de libros viejos y me preguntó sí los quería. Como toda enamorada de los libros yo dije que sí inmediatamente. En ese momento no lo sabía pero estaba recibiendo una herencia ya que sus hijos no los querían y el padre deseaba que alguien los tuviera. Finalmente llegando a la otra cuadra se encontraba el centro de mi mundo en el que me movía. En la esquina unos vecinos que fueron también amigos. Cuenta la leyenda que a medida que se iba construyendo el barrio mi papá deseó mucho ese sector pero eran tiempos difíciles y había que trabajar mucho por una moneda. Había dos niños un poco más grandes que yo viviendo ahí. Ellos siempre fueron invitados a mis cumpleaños de niña y a los funerales de adultos. Del lado de enfrente también tenía varios amigos. Eran otros tiempos de calles de tierra, de estar hasta tarde jugando en bicicleta, de chocolatadas y helados caseros porque no había dinero para los otros. De jugar al carnaval con padres y niños incluidos. De vacaciones y adolescencias compartidas. Y finalmente la llegada a casa. Los recuerdos de las canciones de Rafaella Carra. De los enormes tanques de gas envasados antes que llegara el natural. Las gallinas, los patos y las tortugas. De las tardes de siestas y telenovelas. De la silla alta de caña y mi bolsa de papeles con mis lápices. De mi papá trayéndome libros nuevos. De mi mamá enseñándome a leer. De las visitas del médico a la nena debilucha que aquí vivía. De las primeras conexiones a internet que ocuparon toda la línea de teléfono. De los tangos cantados mientras se ponía la mesa. De los sábados de plaza y de circo. De la partida de mi madre en mis brazos. Y de la soledad aplastante qué te deja sin razón. Todo eso contenido en apenas dos cuadras de recuerdo. Y todo en la calle Cuba.
La tierra de las mil leyendas. Sobre México y otras yerbas
Tricolor. Mi Tricolor. No es la tierra en que nací pero es en la que quisiera terminar mis días. Mi México lindo. Me alegras el alma de solo oirte cantar y recitar tus penas de amor que son las mías propias. Cómo no hacerte parte de mis historias si tú ya habías sido parte de las mías.
Desde chiquitita con mi sombrero rojo con antenitas jugando a ser la chapulina mientras veía con regocijo a mi chavito, aquel niño entrañable del que yo no supe más y del que sólo quedara el recuerdo en la niebla de mi niñez.
Y cuando ya tuve suficiente de la preciosa vecindad y de mis padres llamándome Chilindrina no podía perderme las telenovelas de la Vero. Aunque al principio me obligaban a dormir la siesta y solo me dejaran ver cuando las emisiones diarias marcaron records de rating.
Ya entrada en los dulces años de la adolescencia, en plena etapa explosiva con mi amiga de aquella hermosa época jugábamos a que nos íbamos caminando por la atareada y cautivante calle Florida para imitar acentos. Una diversión inocente para la época. Nuestro logro fue una señora que jamás se dio cuenta de la broma y nos dio la bienvenida a México en Buenos Aires pero jamás habiendo salido del profundo conurbano. Años después se le cumpliría el sueño a mi amiga con dos chiquitas creciendo en ti mi México amado. En tus calles, en tus colores, en tus sabores y en tu música mientras acaricio mi sueño pendiente de estar yo también.
Sin embargo, mi amor por ti fue creciendo y me fue acompañando también en mi adultez. No recuerdo instantes dónde no hayas habitado en mí. Donde no haya sentido el alma que te convoca. En los barrios, en cada esquina, no te conozco pero te siento. Amo a cada uno de tus hijos, amo a cada una de tus historias, tus personajes, de tus inquietudes salvajes, de tus escritores, de cada pincelada de tus artistas dilectos.De la intensidad de la vida. De tus pueblos mágicos. Del relato de la Serpiente Emplumada bruñida en oro viniendo de los cielos. Cómo no amar esa teatralidad inherente a tus creencias ancestrales. Si acaso puedo ver a la reina Jaguar bajar de los cielos y es en ese mismo firmamento se guardarán secretos para disfrute de las civilizaciones en los siglos por venir.
Y no es casual amar tanto a un lugar que no conozco porque otros lo han hecho. Lo ha hecho leonora soñando sueños propios y también ajenos. Lo ha hecho Chavela, atrevida y salvaje cantando penas y desamores, viviendo la vida como si todo se refieriera a una copa de tequila. Lo ha hecho Frida, engañada, lastimada, autoreconstruyéndose una y otra vez atada una cama, encorsetada, con su cuerpo roto, armándose en partes como si de un rompecabezas se tratara, siendo libre con un espíritu desacatado que jamás siguió reglas, que amó hasta la sangre y hasta la última migaja de su carne. Cómo no amarte México adorado si te veo cuando abro los ojos Y aunque no estés ahí yo sí estoy allí. Sintiendo el alma de tu gente que te hace único México de mis entrañas. Hoy le pedía a alguien que había recorrido tus calles y tus colonias que me dijera el secreto de tu encanto, que me dijera cómo eres, cómo sientes, cómo vives, cómo es la gente que vive en ti. Sociables me dijeron, amables y que no tienen miedo para echarse a trabajar desde el alba hasta el anochecer. Y se me hizo muy claro el por qué. Es una tierra mágica de leyendas y aventuras, de Conquistadores, de música y de penas que se ahogan en el fondo de una botella. La tierra de Malinche, la tierra de Juan Diego, la de la Lupita, la de las pirámides, la de los misterios de civilizaciones desaparecidas en lo profundo de la selva, la de la historia aprendida en el colegio, la de sacrificios humanos. Quizás sea todo esto lo que te hace único que te distinga y haga que te amemos aunque para verte tengamos que esperar a cerrar los ojos.
Diario de una soñadora
Me llamo Kari y escribo desde que tengo uso de razón. No es un ejercicio que haga con asiduidad en la actualidad sino que a veces necesito un disparador artístico. Algo que me inspire . Espero que el uso del blog sea el puntapié a muchas entradas para seguirles contando más sobre esto

La niña de las culebras
Una mujer anciana camina hacia una estancia dentro de su casa. Era una sala cerrada y de la que solo Ella tenía llave. Empujó la puerta labrada. En una esquina había un proyector el cual echó a andar. Aunque las imágenes eran de otro tiempo el celuloide se hallaba bien conservado. Se sucedían las imágenes pero en él se hallaba en forma recurrente una mujer de cejas...
Seudónimo: LynGlazAutor: DEBORA KARINA POLANCOMayo 2012. Tepoztlán, Morelos
Una mujer anciana camina hacia una estancia dentro de su casa. Era una sala cerrada y de la que solo Ella tenía llave. Empujó la puerta labrada. En una esquina había un proyector el cual echó a andar. Aunque las imágenes eran de otro tiempo el celuloide se hallaba bien conservado. Se sucedían las imágenes pero en él se hallaba en forma recurrente una mujer de cejas hilvanadas sobre su ceño. Era muy hermosa, de mirada cargada de mucha sensualidad como invitando a la cámara a acariciarla. La anciana sonrió. Ella sabía que siempre había sido así. Hechicera. Maga. Ella conoció a esa mujer engañada, lastimada, auto reconstruyéndose una y otra vez atada a una cama, encorsetada, con su cuerpo roto, armándose en partes como si de un rompecabezas se tratara, siendo libre con un espíritu desacatado que jamás siguió reglas, que amó hasta la sangre y hasta la última migaja de su carne
Acaso tú mi niña. Mi niña adorada. Mi tica de nacimiento y mexica por adopción. Mi niña de las culebras. En qué momento tus ojos se llenaron de decepción y tu sonrisa ya no encendió tu mirada?¿ En qué momento tus penas de abandono te empujaron a ahogarte y te llevaron a construir tu propio infierno de alcohol?Pero lo dijiste, lo afirmaste que ibas a recuperarte y lo hiciste. Después de desaparecerte tú misma, después que la cantora te buscara entre las tumbas del camposanto tú te apareciste una década después. Ya con nuevos amigos a los que no les importaba tus borracheras porque ellos como nadie conocían a la cantora. Naciste tica, creciste en los campos y ninguna serpiente podía contigo. Aprendiste desde niña a defenderte sola. Sentiste el dolor del abandono, sentiste lo que era no pertenecer. Hasta que no le tuviste de otra y tuviste que irte con tus petates a la ciudad con la que soñabas. Yo quiero cantar dijiste. Aunque bien podrías haber dicho" Yo quiero escapar". Escapar de lo que eras y de lo quesentías y de cómo te maltrataban. Solo por ser diferente, por ser aguerrida, por ser ruda en un mundo que no te dejaba de otra.
"Mi México lindo. No es la tierra en que nací Pero es en la que quisiera terminar mis días. Me alegra el alma de solo haberte cantar y recitar tus penas de amor Qué son los míos propios. Cómo no hacerte parte de mis historias si tú ya habías sido parte de las mías..."Llegaste a la gran urbe y sólo hiciste lo que sabías: sobreviviste en ella. Allí cantabas, vendías chucherías, te instalaste en una azotea desde donde veías el movimiento de tu colonia de la gran capital. Creaste tus propios negocios, hiciste nuevos amigos, le manejaste el auto a unos ricos pero siempre cantaste, en fondas perdidas y en bares de mala muerte siempre esperando una oportunidad que habría de llegar más tarde. Eras una niña nada más pero con los sueños más grandes que se pudieran encontrar. De alguna manera tenías que responderles a todos aquellos que se habían metido con lo que tú sabías en el fondo que eras. Y lo hiciste. ¡Vaya que lo hiciste! Estabas aprendiendo a modelarte, a querer todas las partes de ti. Y llegó esa noche, esa noche que para otros pudiera haber sido oscura pero qué para ti fue la más brillante de todas. Tu amigo el pintor te avisó que en cierta casa de la colonia del Carmen se iba a hacer una fiesta. Deslumbrada desde tus pocos años tuviste curiosidad y decidiste participar. Pero nada te preparó para lo que esa noche tenía para ti. Intelectuales, políticos y artistas de toda índole se juntarían en esa velada inolvidable. Hasta que llegó ella con su traje tehuano. Era impactante pero la viste a los ojos y se convirtió en toda tu vida. Dijiste que la miraste y se estremeció todo tu ser. Qué sentiste que solo podrías amar alguien como ella, libre a pesar de las imposiciones de la sociedad de la época y con sus cejas que se unían como dos gaviotas volando sobre sus ojos. Sentiste que se te salía el corazón del pecho. Luego de esa noche y de ese primer encuentro ella y su esposo te invitaron a quedarte su casa. Tú y ella. Ella y tú. Vibrando al unísono, dos almas que se reconocían en su arte, dos lobas hambrientas de forma tal que nadie pudo entrometerse. Eran libres y lo fueron durante todo ese año. No les importaba estar dentro del perímetro de la casa. Así se retroalimentaban de cada uno de sus artes. Tu con tu hermosa voz y ella desde lo profundo de su corazón de artista plástica. Así fuiste muy feliz pero no soportaste compartir a tu amante con el otro. Entonces de la misma manera que ya no soportaste seguir matando culebras en el campo de la misma manera le dijiste a la mujer que más amarías en tu vida que te ibas. Y ella pretendió no sentirlo pero fue Inevitable que lo hiciera. Tú te ibas y contigo se iban canciones que le dedicaste y el secreto del tiempo en que ella y tú fueron felices. Porque aunque no lo admitiera y que aparecieran 100 personas más en su vida nadie pudo ocupar el lugar que dejaste tú mi niña de las culebras.
" Ay, amada mía crees que tus muletas me separaron de ti. Yo te amaba por entero junto con ellas, amaba tu pata mala, amaba Lo bueno que eras jugando a los naipes, tu perfume que quedaba impregnado en mi cuerpo. Amaba tus colores que semejaban la selva tropical donde nací, amaba tus claroscuros, amaba tu dolor físico Que vivenciaba en mi carne, amaba las sonrisas que me dedicaste tantas veces, amaba tu piel que olía violetas.
Eras tú mi todo o quizás yo era un poco de ti, la pequeña parte que fue mía y no de los otros.
Hoy te amo pero me salgo de tu vida porque tu vida la quiero toda o no la quiero"
Siendo parte de ti
Soledad fue una noche sin estrellasCuando al irte me dejasteTanta pena y tanto malSuena una canción a lo lejos que habla sobre la soledad. Por alguna extraña razón esa voz me parece conocida.. La guitarra parece llorar. No es el tipo de música que yo escucho tu forma habitual ¿o si? Esa melodía me parece increíblemente familiar y me causa enorme emoción.Sonrío. Trato de desperezarme debajo de la colorida cobija.Ay! Un intenso dolor en la cintura me corta el aliento. Dejo pasar unos minutos. El dolor merma. Trato de no darle demasiada importancia. Quizás dormí De cualquier manera. Soy muy inquieta hasta durmiendo así que no me extrañaría. Todavía con mucho sueño corro mosquitero que alguien( de nuevo seguro que fue mi madre) debió haber puesto en los días que yo estuve fuera por cuestiones laborales. Me incorporo con dificultad en la cama. Estiro la mano y tomo de la mesa de luz un cepillo el cabello.Me siento anestesiada pero aún así disfrutar de prolijarme durante varios minutos. Mi cabello brilla. Por un instante pensé que estaba mucho más largo de lo que solía usar. Siempre lo usé bastante corto Pero supongo que debería ir al estilista en poco tiempo. Aunque sinceramente no me apetece. Me siento dichosa tocándome el pelo. Debe ser por la luz pero parece ser de un intenso color negro Azabache y brilloso como el alma de un cuervoYa agarraste por tu cuentaLa parrandaPaloma negra, Paloma¿Dónde, dóndeAndarás?Sinceramente no había reparado en todos los cambios que mi madre hizo. Tal vez porque sigo cansada pero noto. una vez que corro el mosquitero los intensos colores de mi habitación. No es lo que yo suelo tener pero tampoco lo siento extraño. Sé que es mío y a la vez no.¿ Qué hizo en el tiempo en que yo no estuve?Es imposible enojarse con ella si a su vez todo quedó tan bonito. Antes era una habitación común con solo un colchón y un cubrecama blanco. No había gracia ni vida en el dormitorio. Quizás sea una buena idea pedirle que me ayude a decorar el resto del departamento. Sin embargo, el entorno me sigue pareciendo como ajeno y a su vez maravilloso.El intenso color verde de las paredes de adelante, el rojo detrás de la cabecera, las venecitas una guarda prolija decorando todos los sectores. Me fijo también que cambió muebles. La cama de cuatro postes donde yo me encuentro es enorme y el mosquitero pende del techo. Hay mucho más por ver pero las cortinas me mantienen sumida en la penumbra. Siento mucho cansancio y un calor extraño en parte de mi espalda.Tengo ganas de seguir durmiendo. Pero antes arreglo mi pelo en dos trenzas. En la mesa de luz hay varios broches. Estaban decoradas con flores, unas de tela y otras de cerámica. Crucé mis trenzas sobre mi cabeza y ahí decidí descansar un poco más.Desperté una vez más; tengo la cabeza un poco más despejada. Aunque aún así me siento rara pero no logro comprender la razón.Parece que alguien corrió las cortinas así que todo está mucho más claro en la habitación. Sobre la mesa de noche hay una lámpara con base de lo que parece ser una fina cerámica. Enciendo la luz. El lugar es realmente increíble. Las ventanas son muy grandes aunque tienen pesadas cortinas qué era lo que me mantenía sumida en la oscuridad.Con dificultad saco las piernas de debajo de las mantas. No sé por qué me siento tan débil pareciera que mis piernas no me responden.Me incorporo y me sostengo con un bastón que se encuentra a un lado de mi lecho.Me veo el camisón con extrañeza. Es largo y blanco del más puro algodón. Las mangas son largas y terminan en fino encaje. Hacía calor pero la ropa es increíblemente fresca. Me acerco hasta la ventana y veo un esplendoroso jardín con una enorme galería que te invita a descansar bajo su sombra. Sigo recorriendo el dormitorio. Los pisos parecen ser de cerámica y casi no hay muebles. Apenas si las dos mesas de noche a un lado de la cama, un bargueño y una cómoda todos de madera oscura y pesada pero que van realmente muy bien con la decoración en general.En la única silla presente en la habitación hay ropa Así que decido cambiarme. Me quité mi precioso camisón y lo dejé en el respaldo de la silla al tiempo que reviso la ropa que alguien ha dejado. Es una preciosa blusa blanca con un diseño geométrico intenso. También hay en aguas las cuales miré con diversión y además encontré una falda roja muy larga. Todo me parece tan conocido pero tengo la seguridad que jamás las llevé. Me puse todo aquello y todo me iba a la perfección. En la mesa encontré varios objetos de belleza que inmediatamente quise probar. Entre ellos unos cuantos polvos y lápices de labios de Ebony y Revlon que amé apenas los vi. Tal vez no reconozca la preciosa ropa que ahora llevaba pero nadie podía decirme que esos no eran mis maquillajes ni mis esmaltes rojo sangre y rosa. Eso era todo mío sin dudarlo.Me coloco un colorido collar de cuentas de madera y cadena de plata. Ya me encuentro mucho más repuesta y feliz.No sé porque me siento tan contenta. Como si supiera que algo está por pasar.
Adoro la calle en que nos vimosLa noche en que nos conocimosAdoro las cosas que me dicesNuestros ratos felicesLos adoro vida mía
También me coloqué pesadas pulseras y los enormes anillos que vi sobre la gran cómodaSiento curiosidad por una puerta y camino con dificultad hacia ella. Siento mucho dolor en mi pierna derecha pero no me importa. No sé la razón pero tengo ganas de música y de baile aunque yo no pueda danzar en este instante.Abro la puerta y me encuentro con un tocador pequeño. Vierto agua de una jarra y la vuelco sobre una vasija de cerámica. Es un lavabo bastante simple pero lo veo habitual como si lo usara todos los días. Me lavo la cara y me la seco con una toalla de hilo suave. Vuelvo a la habitación y me dejo caer sobre la silla. Escucho unas Voces provenientes del jardín. Parece que va a haber una fiesta porque los músicos han llegado y Yo escucho la hermosa música de mi tierra con sus rancheras y sus corridos. Los músicos siguen cantando pero de súbito una voz femenina llena de magia a todo aquel que la escuche en ese ambiente.
Me cansé de rogarleMe cansé de decirleQue yo sin ellaDe pena muero
La veo desde mi ventana. No sé quién es sabré pronto. Habrá muchos invitados esta noche. Y todos los representantes de la cultura estarán aquí presentes.Ells es muy joven pero tiene una voz como si hubiera patentado las penas de amor en su desgarro.Me doy cuenta que cerca de mi cama hay un enorme espejo.Parece que mi cuerpo vuelve a darme una tregua con respecto al dolor había sentido antes. Tomo los maquillajes y me acerco para arreglarme. El rojo de mi lápiz labial acaricia mis labios con la flechas incendiarias. Y el negro dibuja la golondrina en mis cejas. Es como si no me reconociera en la imagen que devuelve el espejo pero a su vez y sé quién soy yo. Soy libre para hacer lo que quiera. No depilarme es mi grito para decir esta noche y la señora soy yo Y qué hago lo que se me pega la pinche gana. Tomo mi diario, lo estoy recién comenzando. Sin embargo, entusiasma llenar cada una de sus páginas. Hay muchos dibujos pero he escrito poco. Detrás de las cortinas he encontrado los cestos con pinceles y lápices Y de alguna manera sé cómo usarlos. Escribo" ahora me retiro. Diego me espera. Ella también. Busco la música. Viva la vida. Pies para que te quiero si tengo alas para volar"Siento que ya vienen a buscarme. Me llevarán en andas sobre una camilla que se han inventado. A mí no me importa. Dame mi tequila y mi mezcal. Dame conversaciones interesantes. La figura de mi sapo. Y dame la voz de la muchacha que sigue cantando afuera. Dame vida que la muerte ya se ha cobrado bastante!!!
Ay! De mi lloronaTú eres mi chuncaMe quitarán de quererteLloronaPero de olvidarte nunca
Pensar
"Y aunque no lo creas, amante viajero, callar al silencio puede ser la tarea más difícil. Callar en mi. Callar en ti. No somos sino una serie de cuentas de mutismo exacerbado por tu ausencia"
Reflexiones en el templo
Caliente y espumoso
Aquí tu sueño
Soñar. Soñarte a ratos. Soñarte a escondidas. Soñarte a borbotones. Soñarte en cuenta gotas. Soñarte palmo a Palmo. Soñarte en las pulgadas de cada uno de mis sueños.
Respirar en ti. Respirar por ti. Respirar tu aliento agitado. Tu Temperatura en alza. Coro de emociones al unísono. Así imagino cada uno de mis días y mis noches. Así sigo echando de menos lo que nunca tuve. Lo que siempre le perteneció a los sueños y le pidió prestada a la Fantasía<
/h3>Saudade
Se sacudió su falda y su camisa bordada con sus propias manos pues su madre se había marchado muchas lunas atrás. Pequeño era su universo pero a su vez se sentía enorme. Ella ya era una mujer y había sido bendecida con la vista de 19 cosechas de maíz. Tenía hermanas y hermanos pero ella era la mayor entre las niñas y sabía lo que sucedería. Debía hacer lo que debía hacer. Estaba escrito como estaban escritos los rituales de la lluvia, del maíz o para las doncellas como ella.Como estaban escritos el sol y el fuego o el murmullo del agua grande que mencionaban los ancianos de la aldea pero que ella nunca había visto."Si tan solo me lo hubieras explicado, amada mía, habría saltado muros y atravesado murallas para seguir contigoY te habría entendido pero elegiste el silencio"
Ya le había dado de comer a los animales. Tenía perros, monos pequeños y pájaros con los que jugaba cada mañana y que la proveían de hermosas plumas con las que luego le realizaba hermosos tocados a su padre y sus hermanositzae era hija de la aristocracia. Podía permitirse su familia cosas que otros no podían. Sus tocados, sus joyas, sus ropas.
"Oh amor mío! No te vayas! No me dejes!"Sin embargo era parte de una comunidad. Y el bien común, the greater good, estaba por encima de todos los honores y la posición social. La preservación del todo por encima del individuo. Así vivían en la cosmogonía maya. -Itzae, mi niña, prepara todo para la cena. Hoy tenemos invitados-Y ella hizo eso sin saber que su destino estaba tan cerca de ser alterado." Yo no sabía qué esperar. Había oído de ti. Había oído lo hermosa que eras y quería conocerte. Todos hablaban pero nadie podía decirme cómo eras tú. Vivías en tu mundo de silencio. Detrás de un muro. ¿Acaso puedo soñar contigo? Déjame cerrar los ojos, pensar en tus labios rojos, en tu cabello oscuro. Déjame imaginar tu voz aunque nadie la haya oído. Déjame recordarte así como te conocí. Déjame pensar que volverás"
Ella lo vio y sus miradas se cruzaron. Pero no dijo nada. Hacía mucho tiempo que ella no decía nada. Muchas lluvias y muchas cosechas habían pasado desde la última vez que alguien la había oído hablar.Sin embargo su familia respetaba su silencio. Hacía lo que debía hacer por su edad y posición.Kante, un joven guerrero de aldea vecina, no le quitó de encima la mirada en toda la noche. Más tarde mantuvo una importante conversación.- Quiero unirme a Itzae. Quiero venir aquí y que su pueblo sea mi pueblo. Y mi voz será su voz. Y por ella le pediré a Quetzal por la lluvia y el triunfo ante nuestros enemigos.Así el joven guerrero de pueblo hermano se había pronunciado ante el padre de la joven doncella.- Ocurrirá como dices si ella te habla y te mira con amor- le dijo el progenitor de la muchacha.De esa manera el joven la acompañó todos los días. Le traía hermosas flores de un cenote cercano. Le recitaba versos que hablaban del sol y la luna y de cómo sus ojos eran hijos de la noche.E Itzae todo lo contemplaba pero nada decía." Te amaba tanto mi amor. Yo te juro que no entendía. No sabía. Pero te amaba. Aún lo hago y te echo de menos"Y él era feliz cuando veía sus ojos. Era dichoso por el solo privilegio de mirarla. ¡Estaban tan cerca y a la vez tan lejos!Pero ella solo le ofrecía su silencio. Ya se le había olvidado cómo hablar. Podía comunicarse con todos los seres de la naturaleza Pero cuánto mejor lo hacía menos terrenal se volvía.Sucedió en aquel tiempo que el pueblo entró en guerra con otro pueblo distante y el joven se marchó a la guerra y tardó mucho tiempo en volver. Y cuando volvió y preguntó por Itzae todos guardaron silencio y le mostraron un árbol. Y allí él la vio. Fundida en su tronco como suplicante, como pidiéndole perdón. El joven que ahora era un adulto se abrazó al tronco y él sintió como la salvia corría como la sangre en los seres humanos. Y su copa que parecía estar seca adquirió un verde intenso color esmeralda. Y sus hojas se movieron al compás de los vientos de la península en la música más dulce que jamás había escuchado. Y así, suplicando a Quetzalcoalt el hombre enamorado abrazó a su árbol entendiendo que ella lo amaba. Y fue la Serpiente Emplumada qué oyó su súplica que permitió que los dos amantes se fundieran en uno solo hasta convertirse en uno para siempre.
Maktub. Porque así fue y así habría de ser por la eternidad
Oda a la soledad solitaria
Y sí.Todavía te recuerdo. Recuerdo las cosas que hacía por ti. Recuerdo los momentos que me regalaste. Recuerdo que mi mejor poesía eras tú. En mí vivías. O quizás yo vivía en ti
You exist in my song
¡Esto es un Mundial, señores!
Bebé-Perro
Niñita descubre las letras

Desde que recuerdo (y tengo recuerdo pidiéndole a mi mamá que me escriba letras para copiarlas y luego recuerdo pedirle a un albañil amigo que estaba trabajando en casa que me diga qué escribí porque yo lo había olvidado) es que escribo. Tenía 2 años e iba con mis bolsas de papeles y lápices para todas partes. No sabría decir el por qué estaba tan obse pero así permanecí cada día de mi vida. Aún hoy elijo cuidadosamente los lápices y libretas y puedo estar horas en una librería. Aunque todo este amor por las letras no tiene una disciplina. Solo escribo impulsada por grandes estímulos emocionales
Diferentes derroteros
El tiempo fue pasando y mi nivel de lectoescritura fue avanzando. Pero siempre fue una niña debilucha a la que debieron atiborrar de vitaminas mientras pasaba grandes temporada en casa debido a mis bronquitis. Que no quitaron que no haya sido la marimacho de la familia. Cuando me veía comparada a una de mis primas, solo un año mayor, yo era prácticamente una salvaje. Con el tiempo y muchas visitas a campos de eucaliptus mejoré de mi "enclenquitud" (la acabo de inventar) y todo el tiempo la pasaba corriendo como chiva y subiendo a los árboles a comer moras frescas.
Seguía escribiendo pero más leyendo. Me había convertido en el ratón de biblioteca que estaba llamada a ser
Te soñé mi amor?
Soñé que me querías? Soñé que te importaba??? Te amo
Pertenencia (último día)
Uno, dos, tres .Volvemos a contar. Cuatro, cinco, seis. Las agujas del reloj continúan desfilando delante de tus ojos. Es el tiempo que pasa, qué cabalga en los segundos que no has contado. Pero, ¿por qué nos detenemos a pensar en el tiempo? Es que no hay suficientes razones para no hacerlo. Tal vez en las primeras veces en que no se contó algo extraño sucedió. Sigue sonando el reloj a la primera campanada pero se detiene ante la segunda. Burbuja en el espacio donde todas las realidades se unen?
No creo que ese sea el caso. Allí estaba en el Pueblo de San Ángel. Silencio en la calle. Los tiempos pandémicos hicieron que todo sea infinitamente más lento y más silencioso. Dios Puma. Dios Puma. Ampáranos.
Esta quietud no parece ser normal. Una vez lo acepté apenas llegué. Pero han pasado más de dos vidas desde entonces. O quizás tres ya perdí la cuenta para ser sincera. Yo no pertenezco aquí. Este silencio me va consumiendo hasta matarme.
Cinco años viviendo lo mismo y haciéndome la misma pregunta. ¿Cómo es que llegué aquí y con qué motivo? Y la respuesta es siempre la misma. Llegué para escapar de todo, para olvidarme pero lo único que es cierto es que lo recordé todo cien veces más.
Seis, siete, ocho. Pum, pum, pum. Más campanas aisladas. A veces me olvido, a veces ya no las escucho. A veces ya no me hacen sentir.
Vivía en una gran ciudad. Tenía un trabajo estable que si no muy satisfactorio al menos era redituable. Tenía mi propio departamento y mi propio auto. Parecía una vida estable, bacana pero la separación me sorprendió.
-Esto no va más-me dijo él y me puso el mundo patas arriba. ¿Cómo que no iba más? ¿Cómo que ya no era parte de una pareja? Vida cómoda, vida resuelta. Y acá nadie me dijo. Desesperación. ¿Te separaste? Qué pena. ¿Cuándo salimos con las chicas? ¿Le dejaste todo? Qué tonta.
Ahí nadie parecía escucharme. Todo así, tan intrascendente como el tiempo. Ahí todo pasaba a la velocidad de la luz. Ahí todo era efímero, perdido en su liviandad.
En un último estado desesperado, en una estado de locura irracional (o acaso la locura puede ser racional como me cuestioné estos últimos cinco años) comencé vendiendo todo. Dejé el auto y el departamento para el final. Todo lo tiré, lo que ya no formaba parte de mi historia. O mejor dicho lo que ya no formaba parte de nuestra historia. Todo terminaba con el último compás del bandoneón. Una despedida en son de tango. Cuando solo quedó lo imprescindible, apenas cabía en dos maletas. Todo lo di, todo lo dejé, todo lo dejé marchar. Porque el Tiempo es implacable y así va corriendo al lado de cada uno marcándonos el paso como las agujas del reloj. Tic, toc. Tic Toc.
Así busqué un destino. Quería irme lejos donde nadie me encontrara. Porque igual encontrándome nadie jamás me escuchó. Surgió otra gran ciudad latinoamericana. Sentí curiosidad. Así pasaron permisos, vacunas, consultas en la embajada. ¿Podré vivir ahí? ¿Podré acostumbrarme? No lo sabía. Sólo sé que en un acto semejante a un arrojo compré el boleto después de averiguar todas esas cuestiones que se resolvieron en tiempo record. Tiempo. Tiempo. ¡Es posible que todo se resuma en eso?
Renuncié a mi trabajo. Versión simplista de "dejé todo para escaparme de la vida". Con la venta de las pertenencias hice una diferencia aceptable, cómoda pero que solo habría de alcanzarme hasta encontrar otra ocupación que me permitiera mantener.
"Estás loca" me decían. "Acá tenés todo". Pero no. Tenía solo un trabajo, un espacio donde vivir, un buen auto. Pero eso no califica como "todo". En realidad eran cosas materiales pero no todo.
Así fue como me despedí de lo anterior. Lágrimas, abrazos y pedidos de "llamame cuando llegues". Basta. Quiero irme. Quiero escapar.
Apenas aterricé me encontré perdida por un segundo. No tenía recomendaciones de ningún lugar donde ir, ningún lugar donde asentar mis bases. Tomé un taxi esperando la que en el camino hubiera la eterna perorata de los taxistas de mi ciudad. Pro no. Hubo un educado "buenas noches señora. Dónde desea ir". Y yo perdida le dije: a algún lado donde puedan escucharme.
No habló nada el taxista en el trayecto ni siquiera para preguntarme detalles del vuelo. Parecía que habían transcurrido horas en el viaje y yo ya estaba preocupándome sobre si podría tener suficiente dinero para pagarle.
-Aquí es- me dijo- es San Ángel. Aquí nací. Aquí escuchamos.
Me dio un lugar donde pasar la noche. Al´´i estuve un par de meses hasta que conseguí mi propia casa. Era de alquiler pero era mi casa. Comencé vendiendo baratijas a los turistas. El pueblo era conocido por sus aguas termales, bastante popular en las revistas de viajes. Eso era suficiente para mantenerme y pagar los gastos. Todos los días era saludada por doña María y Eusebio. Comencé a cocinar comida casera. Todo un logro para alguien que antes no sabía ni hervir un huevo.
Me fueron enseñando lugares y más vecinos hasta que conocí el nombre de todos. Fui conociendo los colores del amanecer. Las costumbres, la música, las danzas. Las fiestas patronales que comencé a amar. Y seguía pasando el tiempo porque es inexorable y nunca se detiene en su eterna carrera.
Y recordé mil veces. El silencio me hizo recordar aún más. Como por ejemplo me permite ver que tengo un nombre, mi identidad. Que el pasado lo llevás con vos y eso es inevitable. Pero que es tu propia decisión cómo lo sobrellevás. Me fue difícil este difícil, este encierro. Necesito ver a mi gente, a mis personas, a las que no le soy indiferente. No soy un número más. Paro de contar.
Tic, toc, tic, toc. Llegué a mi lugar. Pensé que no pero sí pertenezco. Ahora existo aunque esté en silencio.
Sobre mí
Mi nombre es Kari Lanko. Soy fan de la escritura

Recuerdo que aprendí mis primeras letras como un juego. Tenía escasos 2 años y yo andaba con lápiz y papel para todos lados
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Ellas y su Musa
Así la conocí a Frida. Así la sentí, la viví. A través de su diario me hizo ver a la mujer maravillosa que fue y que es. Porque el ángel de su Musa no se ha perdido con la Muerte. La Muerte se la ha llevao'. Se ha ido de parranda con ella a tomarse unos tequilas. Y ella la ha dejao' porque mi Frida quiso escapar y lo ha lograo'.
Lo que buscaba era esa inconmensurable sensación de ser libre. Y ella lo era. Porque así como escribía así amaba y vociferaba. Y se rebelaba ante todo lo que la ataba a esa cama y a ese arnés que sostenía su columna.
Pero su lazo más fuerte era el amor que la sostenía, el amor que la mataba, que la revivía que la hacía arder. Porque sin Amor estamos todos un poco muertos. Muere lo que somos. Muere lo que podemos ser.
Y ella amaba, amaba mucho. Porque era su forma de comunicarse con el otro. Con sus alumnos en la Casa Azul, los Fridos, cada vez que les dejaba volar, les dejaba ser. Cada vez que los corregía con amorosa ternura, cada vez que les preguntaba qué habían querido plasmar.
Con Diego porque, desde que se enamoró de aquel hombre veinte años mayor, fue un amor completamente desquiciado y resignado. Sufrido y amado y admirado y obsesionado hasta la médula. La Muerte se la llevó pronto a Frida. En años humanos así fue pero en años del amor que ella tenía vivió cien vidas.
Y con ellas, las que no la traicionaban como lo hacía Diego. Las que la complementaban. Aquellas que hacían arte de su arte y del amor una obra maestra. La actriz, las pintoras y finalmente ella, la Chavela intensa, la que murió sin conocer hombre alguno. La que estuvo hasta el último instante junto al lecho moribundo de su Frida.
La que cuando vio el cajón donde reposaba el cuerpo de quien la amó, se fue llorando sintiéndose morir un poco también.
Porque el amor, amor como debe ser, es un poco eso. Se vive y se disfruta y se vive y se sufre. Oh, mi Frida, ¡te entiendo tanto ahora!
Amé tu apasionamiento, tus vivencias. Primero me conmovió tu amor por él pero ahora te entiendo. Y la entiendo a ella. Esa casi niña que veía pájaros en tu rostro donde tus cejas se juntaban, la que te adoró completamente, por entero, a su pájaro incompleto, a su ave imperfecta.
Ella fue libre y vos también buscabas eso. A Diego le dedicaba su sufrimiento, a ellas el apasionamiento, la risa, el erotismo. Allí Diego no tenía cabida porque él observaba divertido el coqueteo entre mujeres que se traducía en largas sesiones amorosas.
Él solo tenía celos de los hombres de su vida pero qué seguro estaba de vos que no tenía celos de tus mujeres.
Pero generabas tanto en tanta gente, tanto amor teñido de renuncia por la omnipresente figura de Diego. Y tanta fijación en ella, en la "rana" que ni Chavela pudo soportarlo. Y se fue de tu Casa Azul con el corazón roto pero ahora sonríe cuando le leen tus palabras. El propio instante en que te enamoraste de ella. Y ella en paz sabiendo que la quisiste tan profundamente como ella lo hizo.
Y te decía que te entendía porque así amo a una mujer. Intensa, maravillosa, loca, creativa, amorosa, comprometida. Así la amo ahora. Así la amaré luego. Porque los amores que comienzan en el infinito espacio del sin tiempo están condenados a nunca terminar.
Es hora de descansar. Cierro el Diario de Frida Kahlo porque sus páginas las tengo impresas en mi memoria...
Chromaticum Accidiam


Aguas
Tengo la enorme necesidad de escribirte. Te pienso. Te añoro. te amo. te necesito. Y sí es verdad que suena muy egocéntrico plantear mis necesidades pero quisiera estar en un mismo lugar contigo, tocarte, abrazarte. Sentarte a horcadas en mis piernas, sentirte abierta a mis caricias. Acariciar tu cintura, hundir mi cara en tu pecho. Sentir tu calor, palpar tu esencia. Ir recorriendo la línea de tu cuello, depositar mis rastro de fuego en tu barbilla. percibir mi propia apertura, la humedad que me invade. llena mi oasis con tu agua de vida. déjame sorberte como el sediento cuando encuentra el arroyo cristalino del cual quiere beber. Déjame subir tus colinas y moldearte a suspiros.

Aquello que no te dije
Quisiera decirte tantas cosas. Pero nunca te las dije. Decirte por ejemplo la forma en que me emociona ver la luz de tu sonrisa. O el fuego que se adivina en el cenit de tu mirada. La forma de tus labios que me pierde en llamaradas eternas. Nada puede describir la felicidad cuando sonríes, la desazón al verte triste. Ay, amor mío! Cómo te abrazaría hasta ahogarte el alma e inundarte de recuerdos. No te escondas de mí. No ocultes tu amor. Muéstrame aquello que me hace vibrar de ti cuando no estoy contigo. Cuando te extraño y te necesito y sueño con amarte eternamente

Frágil
Cómo poder sentir a través de una pantalla el calor de una piel esquiva. Cómo no arder ante la imagen que se empeña, en su gozo, de saltar distancias. Locura y deseo se confunden. La emoción se hace presente. Amor, me haces tu cautiva? te sientas a mi diestra?
A veces me muestras tu costado cruel. El que también te muestro. Pero tus ojos me detienen. Son como cervatos heridos.

Reporte policial
En el día de la fecha 14/8/21 se deja constancia de la desaparición de Doña Abuelita de 85 años. La misma se encontraba acompañada de su nieta la Niña de trenzas y Roja Caperuza. Se sospecha que ambas pudieron ser víctimas de una comisión de delito. El lugar donde fueron vistas por última vez fue en la cabaña de Doña Abuelita cita en Avenida de los Príncipes En cantados entre las calles Malvadas Brujas y Pociones Mágicas. Al momento de su desaparición vestía falda larga hasta lo tobillos de color marrón, camisa blanca adornada con flores y siempre utiliza espejuelos redondos para vigilar bien a su nieta. En tanto la niña Roja ,es decir Caperucita, presentaba al momento de su desaparición: zapatitos negros y su canesú, camisita blanca como su abuela llena de voladitos, un delantalito blanco, una falda carmesí y su poncho colorado como Caperuza. La niña portaba una canastita llena de manzanas. Se desconocen los motivos que podrían haber originado su desaparición . Sus vecinos, los 7 enanos de Blanca Nieves y los 3 cerditos, afirman haber visto en las inmediaciones al Lobo Malo que tenía una orden de restricción dictada por el Juez de algún otro cuento y se sospecha que tiene participación en el hecho luctuoso.

Propósito del diario personal
Decreto que, a partir de este momento, este es un diario de sueños. Aquí plasmaré mis historias. Aquí diré lo que dicen los personajes que viven en mi cabeza. Y, a través de ellos sin identidad real, plasmaré el amor que me embarga. Para tí, amor mío, alma de mi alma. Mis historias serán solo para ti.

Entrada del Diario Personal
Ay, amor! Sabía que esto era demasiado bueno. Demasiado para ser cierto. Demasiado de cualquier cosa. Sentir que te amen y amar igual es lo más maravilloso del mundo. La canción reza "es más fácil llegar al sol que a tu corazón" El problema no fue llegar a tu corazón sino la profundidad a que llegaste en el mio. No sé qué más puedas querer que yo no te haya dado. Dios! cómo duele! Tal vez este era el momento: el recuerdo amado y jamás olvidado. Te amo, bebé. Te amo.

Tu nombre
No esperaba vivir este momento mi nombre es Kualu Kampur tengo 41 años y este es el último testimonio de la vida del hombre sobre la tierra. antes que mis ojos se cierren. Antes que desaparezca. Antes que el fin del mundo consuma el último recuerdo del ser humano. No hubo señal más inequívoca que todo iba a terminar cuando vi decenas de panales secos y los animales muertos. Tan bella es su producción itan apocalíptico fue ver todo hizo acabado Cómo si ellas nos anunciaran que ya no valía la pena seguir ofreciendo lo mejor de sí Kiss acercaba el fin. otro signo fue lo que sucedió en la playa del tesoro escondido ese lugar era tan mágico, tan lleno de tesoros que juntábamos con tanta alegría. Tantos caracoles que nos dieron ilusión no estaban allí. Debí haberlo sabido que ese era otro presagio del amargo final. El árbol del paraíso dónde íbamos a buscar flores para decorar cabelleras, para qué perfumemos los ambientes de la vieja casa de la playa se secó de un día para otro. Me dio mucha pena. Así la sensación de finitud se hizo fuerte y palpable. Comenzaba a preocuparme. El pajarito que rescatamos asumes no pudo salvarse se había recuperado muy bien de su desconcierto y de su ala lastimada. Habíamos comenzado a alimentarlo. Y el animal nos reconocía feliz pero hace dos días cuando fuimos a saludarlo por la mañana el animal se hacía muerto en su cajita. Destrozos de su cuerpo por doquier. Tanto cariño habíamos puesto en ese animal y este ya si ha destrozado por algún predador. Y pensándolo bien el tiempo también parece ser un enorme y el más feroz de los predadores ( sino el único). El viejo reloj de pie de súbito dejó de funcionar. Tiempo. Eso se volvía a repetir y es como que no quise darme cuenta o simplemente me negué a su pasó. Y eso como la fuerza con la que baja el agua de deshielo desde lo alto de una montaña, es imposible de contener. El paso del tiempo es inexorable. Hubo un apagón generalizado en el pueblo. Nos aterró a todos Cómo si ya no fuera suficiente con todos los signos que estábamos viendo. Y así, en pleno día de invierno, en un día soleado y muy frío, sin nieve ni grandes vientos todo se hizo oscuridad y al cielo se cerró por media hora. No sabría A qué atribuir lo pero al día siguiente la población de exa Carmen irus vio como el cielo se oscureció Pero esta vez de aves. cessi cessium fue espeluznante. Ahí supimos que exandie magna eventus habría de ocurrir alea iacta est. El río que fue testigo de nuestra risas risu hominum . Amaneció sin agua Los peces morían con sus bocas abiertas desesperados ahogados sin aire sino aquello que les permitía vivir. De súbito hubo una ausencia de sonido, todo acabó. No hubo explosiones ni gritos. Sooo absentia sani. Murieron la música y las notas musicales. Murieron las composiciones. Murieron las canciones. Murieron las lullabies que calman a los niños. El silencio fue más atroz que cualquier ruido. Faltan minutos y aquí se termina todo para hominide supra et quun aöl Pero qué importa si para mí todo terminó mucho antes. El día que perdí la chance de tenerte, el derecho de acercarme execralis femina. éramos los dos enamorados de todas aquellas cosas que perdimos. Cuando las circunstancias nos excedieron. Cuando me di cuenta que la mente me había jugado un truco y era yo solo. Emotio homme solum. Y que el amor jamás había existido. Ese fue el día en que realmente sentí mi mundo terminar. que pase el tiempo, que pase el tiempo, que pase el tiempo que todo suceda. Ningún fin del mundo será tan doloroso Cómo fue la pérdida de mi mundo y mi mundo llevaba impreso tu nombre.

Poema breve
Suave tañido de instrumentos desconocidos resuenan
y se hacen eco en mi piel bruñida.
Cánticos sin voz
sonido a contraviento,
llegan hasta mi
y yo sigo aquí recordándote y pensándote

Haiku
Y sintiéndote en el latir de mis oídos
pero en un loop eterno
se devela
El crucero

Mi nombre es Rick Riordan y esta vez es, quizás, la última que escriba. Es 15 de abril de 1912 y me estoy hundiendo.
Nací un 2 de mayo de 1880 en una casa de madera de la calle o'connell en Dublin. Mi madre era una planchadora y lavandera en el rio Liffey que costeaba nuestra humilde vivienda. Con las pocas libras que ganaba de jornal ayudaba a alimentar a sus cuatros pequeños y hambrientos hijos.
Mi padre trabajaba en buques de carga que iban hacia Inglaterra. De pequeño me narraba sus aventuras en el mar. Yo no sé si fueron ciertas sus historias. Solo sé que nos hacía chillar de emoción a mi hermano y a mis pequeñas hermanas cuando volvía sin embargo un día no regresó. Yo era muy pequeño y no había compartido el tiempo suficiente con él como para echarlo de menos. Un día simplemente no volvió y mi madre jamás lo volvió a mencionar.
Lo único de más valor que me quedaba de él era un pequeño barco de madera tallado que conservé mucho tiempo. Lo que siempre me llamó la atención fueron los detalles. Las pequeñas claraboyas, las puertas y hasta los salvavidas.
Me convertí en padre de mis hermanos por ser el mayor. Sin embargo no estaba exento de riesgos. La primera vez que noté qué mi vida iba a ser por demás complicada fue apenas meses después de la desaparición de mi padre. Era apenas un mocoso de poco más de 12 años, muerto de hambre y que apenas se ganaba algún penique cargando bolsas en los viejos barcos de pesca cómo lo había hecho su progenitor de pequeño. A veces las bolsas eran más pesadas de lo que podía soportar pero debía hacerlo. El hambre y la necesidad me corroían.
Ese día mi patrón, un hombre cruel y atroz, nos azuzaba con especial insistencia. Un carruaje pasó y me distrajo la vista un carro perteneciente a la White Star Line y sus preciosos nuevos salvavidas. Eran como los había tallado mi padre en su barco y supe que todo lo que le había contado era cierto.
Escuché los gritos mi patrón con su voz cascada por los cigarros de tabaco caro y las botellas de whisky de los que se ufanaba. Pero la visión del carruaje y los salvavidas hicieron que me quedara atrás con la fortuna que no tuvo mi compañero. Apenas puso un pie fue atropellado por un caballo sin control. Todos gritaban, nunca había visto a un hombre aplastado. Sus ojos se encontraban bien abiertos y la expresión de horror en ellos es algo que aún no se me olvida.
Pasaron los años, mis hermanas se casaron. Una vive a pocos kilómetros de nuestra vieja casa. La otra en Escocia casada con un comerciante y muy feliz. Mi hermano vive en Chicago y recibo sus breves mensajes con ansiedad. La última vez que lo vi fue el año que nos encontramos en Paris y fue la segunda vez que mi vida corrió peligro. Tenía por entonces 20 años y unas ganas inmensas de recorrer el mundo. Hacía ya dos que mi madre había muerto, mis hermanas trabajaban en casas de familia y fue ese el momento en que recibí telegrama de mi hermano. Hablaba con excitación. Me decía que fuera a París para la exposición universal y me mandaba unos francos. Con ellos compré el pasaje. Nos encontramos con Callum y de inmediato me consiguió trabajo en la París del 1900. Iba a formar parte del equipo de mantenimiento de la Torre Eiffel, un Coloso de hierro construido para la otra Expo de 11 años antes.
No había habido accidentes durante su construcción así que no prometía ser el trabajo duro que había tenido por años. Fueron meses muy felices pero era Inevitable extrañar el hacerse a la mar. En eso se reconocía igual a su padre. Se encontraba revisando el funcionamiento de los ascensores hidráulicos cuando la visión de los barcos en el río Sena hizo que contuviera el aliento y especialmente cuando vio que acomodaban los salvavidas. Y ese día eran visibles porque se hallaba a poca distancia en los pisos más bajos de la Torre trabajando en los ascensores hidráulicos. Fue así que se tomó más tiempo de lo habitual y ahí fue que escuchó un grito y dos golpes secos dar contra el suelo. Eran un hombre y una mujer a los que había visto un rato antes. Fue la segunda vez en su vida que recibió una honda impresión. Ambos eran una masa sanguinolenta y uno de ellos se encontraba dando estertores agónicos. Una investigación posterior reveló que eran una pareja y que el joven muchacho no mayor que Rick había intentado impresionar a su novia haciendo equilibrio sobre las barras de seguridad. Sí Rick lo hubiera visto lo hubiera tratado de detener cómo hizo la chica y entonces ambos hombres hubieran perdido la vida. La nostalgia más la impresión de lo sucedido hizo que Rick volviera a Irlanda y se dedicará a trabajar en compañías de cruceros o mercantiles. Doce años después de ese suceso el destino lo encontraba a Rick con ganas de establecerse. Sus hermanas ya tenían destino asegurado, habían logrado buenos matrimonios. Así que contestó afirmativamente la misiva a su hermano quién lo invitaba a unírsele en Estados Unidos y quien le mandara un pasaje de segunda clase con destino a Nueva York en el RSM Titanic. El debía sólo procurarse el llegar a Queenstown desde donde partió el barco.
Cuando estaba abordo noté que me había olvidado el viejo barco de madera de mi padre. Lo había llevado conmigo por toda Europa y habérmelo olvidado me generaba cierta aprensión. Traté de sacudirme ese sentimiento: había un ancho mundo que recorrer. Sin embargo, mi viejo instinto me decía que algo no estaba bien. Veía las sedas más caras, las pelucas, los zapatos de raso, las joyas pero no veía suficientes botes ni salvavidas. Ese viejo instinto marino me decía que algo estaba por suceder.
Y así pasó en la noche del 14 de abril de 1912 el inhundible crucero chocó contra un iceberg. El piloto viró a estribor pero al salvarnos de chocar de frente nos condenó dado que la enorme masa de hielo rompió el casco y eso hizo que el Titanic terminara ahora en el fondo del océano. Vi las muestras de valor más grandes esa noche pero también las más perversas de las cobardías. Parejas de años muriendo juntas, el capitán que no quiso abandonar su barco yéndose a pique, hombres de la alta sociedad quitándoles el lugar a las mujeres de la tercera clase y muchos niños huérfanos. Me había resignado a la idea de perecer en el barco más lujoso del mundo.
Me pregunté cómo me recordarían mis hermanos. Ayudé a todos los que pude a salir hasta que ya no hubo nada más que hacer. No había botes los suficientes para todos ni salvavidas. Esos salvavidas que me habían fascinado desde que era niño. Sin embargo, un instinto mayor, el de supervivencia, me decía que debía seguir buscando. Era como escuchar en el clamor del viento helado, la voz de mi padre repitiéndome algo sobre los salvavidas pero no entendía qué. Hasta que lo entendí: el barco más lujoso del mundo se hundía en su viaje inaugural así que ya no importaba robarle algunos lujos si estaba dispuesto a robarnos la vida. Tomé un par de puertas de madera muy liviana que daban hacia la cubierta 1. Las tiré al agua. También mamparas y cualquier madera plana que me sirviera...de salvavidas. Ya lentamente el gigante iba colocando su proa en vertical, demasiado rápido para salvar la vida y demasiado lento para no sufrir una agonía interminable.
Tomé coraje fui bajando lentamente a través de las protecciones de la cubierta sosteniéndome con mucha dificultad hasta que tomé el valor y me lancé al agua. Nunca había experimentado el ser apuñalado pero esas aguas heladas eran puñales que se me clavaron y me quitaron el aliento.
Sabía nadar y ese no era el problema. Lo que sí era un problema era mantenerse consciente hasta que pudiera encontrar algo de lo que él mismo había tirado. Había mucha gente a su alrededor que contaban con salvavidas pero algunos habían perdido la batalla. Las aguas heladas le habían ganado la partida. Sin embargo él continuó moviéndose. Era el ejemplo de un ser humano resiliente. Seguía luchando porque eso es lo que había hecho durante sus 32 años de vida. Tanto esfuerzo tuvo su recompensa. Encontró una tapa de madera que servía para cubrir las mesas de Ping pong. Y así fue que se aferró a su existencia.
Mi nombre es Rick Riordan. Tenía 32 años cuando el Titanic se hundió. Tenía 32 años cuando me reencontré con mi familia. Y eso hoy es a mis 64 años que escribo estas palabras acompañados de mis nietos. Guardo la pluma. La nieve de Chicago cubre todo el paisaje y yo me siento alrededor de la chimenea mientras miro fijo el barco que me diera mi padre con sus pequeñas puertas y su salvavidas.
Mi mayor derrota
Todo menos el chocolate

Sabiendo que no le gusta perder. Supongo que está relacionado a la capacidad de manejar la frustración que haya alcanzado cada persona desde su más tierna infancia. Lo cierto es que jamás en el pasado disfruté de mis derrotas ya sean propias a nivel personal ni colectivas cuando sufría por Boquita en el Nacional a fines de los 80'.
Con el paso de los años fui aprendiendo a ser más flexible. La clave estuvo, según creo, fue en perder muchas veces, la mayoría. Entonces, aunque jamás me presentaba a batalla alguna con aires derrotistas, definitivamente el haberme resignado a cualquier resultado (como cuando te dicen "jugate el todo por el todo y preguntale. Total el No ya lo tenés") y eso hizo que aprendiera de alguna manera a relajarme.
Sin embargo, no todo fue miel y hojuelas. En las primeras actividades lúdicas de cuando era niña con otros participantes tenía a mi mamá. Siempre fui un tanto enclenque siendo niña así que pasaba largas temporadas en casa en lugar del colegio. Pero a veces las muñecas (a granel) y los dibujos no eran suficientes. Como mi progenitora disfruta de los juegos de naipes es que me enseñó a jugar a la Casita Robada. No recuerdo haber perdido a la Casita Robada pero de seguro lo hice y aun así sobreviví a esas primeras derrotas.
Eso cambió cuando mi papá compró un juego de ruleta (tal vez ni siquiera era yo la verdadera destinataria. Mi mamá es una apasionada de esos juegos). Ahí, con cinco años y convertida en una chiquita verdaderamente malcriada, comencé a hacer mis berrinchitos. Recuerdo Parente una vez en que perdí todas mis fichas, inflé el pecho y salí corriendo a llorar en privado a la habitación de mis padres. Fue tanto el escándalo que mi mamá me fue a buscar y me prometió que iba a poder seguir jugando (sí, fue uno de sus tantos momentos de sobreprotección aunque no lo sabía). El primero de muchos episodios a lo largo de mi vida pero que ya he aprendido a manejar. Lo bueno de todo es que ella tiene razón: y no pasa nada. Uno siempre sigue jugando en la vida real.
Debo mencionar, no obstante, la mejor derrota que tuve y fue en un concurso. Tenía como quince años y la profesora de Geografía organizó uno. Teníamos que completar una suerte de crucigrama que no lo era pero que para lo que cuenta era algo como eso y cada palabra tenía su pista. Ejemplo: se mostraban ocho casilleros vacíos y la pista era "famoso centro de esquí de Francia". La cosa es que no era sencillo pero todo mi curso participó así que las palabras que no conseguían unas, lo hacían otras y luego hacíamos trueque en especias aunque algunas fueron gratis (yo no sé qué prometí) la cosa es que conseguí las famosas catorces palabras referidas a sitios turísticos de interés mundial.
Nadie sabía a ciencia cierta ni siquiera los premios. Sólo sabíamos que, entre gallos a medianoche, se organizó este concurso y todas (era colegio de niñas) nos sumimos en una fiebre para conseguir las palabras y luego para poner las respuestas en sobres.
Fue ahí que di rienda suelta a mi avidez y a mis ganas de ganar. Le pedí dinero a mi mamá y fui a comprar sobres blancos. Y luego otra tanda más con mis ahorros. Ahí estaba completamente segura de querer ganar. Y luego fue mostrar los sobres que fueron muchos (mi memoria me juega una mala pasada pero creo que fueron algo así como cien) lo que insumió mucho esfuerzo en copiar las respuestas una y otra ve en una época en la que los computadores personales no tenían una difusión masiva.
Una vez entregados, como buen grupo que se precie y más en colegio de mujeres no pudimos sino hacer comentarios sobre la cantidad. Yo traté de guardar silencio pero se me escapó la cantidad a pesar de mi intención de mantenerme discreta al respecto. Recuerdo de alguna compañera que decía que su tía con un solo sobre había ganado no sé qué cosa. Pero ¡yo solo quería ganar!
Finalmente fueron anunciados los ganadores. El primer premio fue un cassette de música para relajación que se vendía en el colegio, el segundo puesto fue un libro de reflexiones sobre la religión (qué podías esperar de un colegio católico jaja) y el tercero: CHAN! Ganado por vuestra servidora quien les escribe y el premio era medio kilo de bombones.
Yo toda seria pasé a recoger mi premio y hubo una de mis compañeras que sugirió que repartiera MI premio entre todo el curso a lo que me negué cortésmente diciendo que se los iba a llevar a mi mamá quien a todo esto fue la que me jugaba cuando niña conmigo a las cartas. Y cumplí mi promesa pero esa fue la mejor pérdida, la más grande (a pesar de tantos sobres) y la más sabrosa de todas.
Ella aún juega con muñecas
Día 5
"Tengo una muñeca vestida de azul, con su vestidito y su canesú..."
Había una vez una niñita. Una niñita acompañada por mayores. Aunque había niños en la familia lo cierto es que ella creció siendo una nenita solitaria en un mundo de adultos.
La Niñita había nacido luego de una hermana mayor, muy mayor. Había toda una generación entre ellas casi. Los once años de diferencia eran eternos para compartir demasiadas cosas.
No habría juegos ni amigos en común hasta ya muy tarde, cuando las simientes de la unión familiar ya se hubieran perdido.
Niñita había sido enclenque desde que nació así que pasaba largas temporadas en cama, rodeada de amigos imaginarios.
En los días buenos tenía amiguitas en su barrio pero dependía de los adultos en su mundo que quisieran traerlas a la casa.
Ella no era de ir a casa ajena. Su misma labilidad hacía que su mamá le construyera un mundo seguro como la Rosa del Principito, un mundo alejado de todo mal y desde donde Niñita veía todo el mundo desde lo alto de su torre.
"...Al don, al don, al don pirulero, cada cual, cada cual, atiende su juego..."
Así fueron pasando los años. Así Niñita fue creciendo entre algodones cual Princesa. Y así entró al mundo escolar tratando de domar sus emociones. Tratando de hacer lo que para tantos era tan natural y era el de hacer amigos. A muchas de sus compañeras de escuela las había conocido desde el jardín de niños.
Era una vieja escuela casi centenaria donde todas se conocían. Todas eran preciosas muñecas de mamá y papá. No existían los divorcios en esta escuela y si los había se mantenían ocultos. Lo mismo pasaba con los embarazos (solo hubo un par en quince años). Todo era parte del tabú. De eso no se hablaba. Tampoco se hablaba de la edad de los padres. Los padres eran atemporales. Eternos para todas esas nenas preservadas del mundo externo. Los proveedores de todas aquellas cosas que las hacían pertenecer a ese ambiente. Y tampoco se hablaba de la muerte. Era todo parte de los temas prohibidos que jamás se cuestionaban.
Niñita no estaba demasiado consciente de su grupo de pertenencia. Solo sabía que estaba sentada en una mesa con otras 5 nenitas igual que ella. Pero que no tenían demasiado en común. Pasarían algunos años antes que Niñita construyera su propio ecosistema emocional.
Una de las cosas que más agradaban a Niñita eran las clases de gimnasia. Esperaba siempre por ellas porque el ejercicio estaba mezclado con el juego y la magia lúdica se cernía sobre este grupo de colegialas pequeñitas. Un mundo donde se intercambiaban figuritas de Sarah Kay, de papel de carta con ositos y arco iris y de figurines de Rainbow Bright.Y si eras suficientemente afortunado te la pasabas jugando en el micro escolar de regreso a casa. Así transcurría la vida para las pequeñitas: juegos y canciones permanentes.
"...Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena. Mambrú se fue a la guerra y no sé cuándo vendrá..."
De mañana, muy temprano, Niñita se formaba con su grado en el patio (si hacía calor) o en uno de los salones más grandes si hacía frío. Se formaba según la altura, desde las más pequeñas hasta las más altas. Niñita era la tercera más alta. Las otras eran Marlene (la más alta y seria de todas) y Daiana. Daiana siempre le llamaba la atención. Se llevaban muy bien aunque no eran amigas. Y Niñita amaba esa interminable colección de bebotes con ropa preciosa que Daiana llevaba a la escuela. Pero lo que más disfrutaba era lo rápida que era al correr carreras. Con ella las clases de gimnasia eran muy entretenidas.
La escuela seguía entre clases de catequesis, excursiones, olor a témperas, a collages de fideítos, a números quebrados. Nada parecía querer interrumpir esta rutina. Nada parecía ser capaz de atravesar la cubierta de cristal bajo la que se encontraban las chiquillas. O casi nada.
Cuando tenían ocho años el papá de una de las niñas fue operado del corazón y no había resistido. Pero las pequeñas seguían viendo a su compañera que no aguantó mucho tiempo y se fue a la escuela de su mamá. Demasiada carga para una nena de esa edad y las chiquitas apenas si se dieron cuenta porque jamás vivieron el proceso. Se supone que era todo malo que podía llegar a pasarles. Y de los ocho pasaron los nueve, los diez y los once.
Siendo pre adolescentes ya se daban cuenta de la inconveniencia de las cosas. Pero no era una época en la que las niñas se hallaran adelantadas. Seguían siendo tan inocentes como niños de seis años. Así era su segunda infancia.
Todo transcurría con normalidad hasta que Niñita comenzó a darse cuenta que Daiana no venía. No se preguntaban el por qué. No había nada más lejos que eso en sus cabecitas. Solo llamaba su atención. Hasta que un día volvió y trataron de hacerle partícipe de sus juegos porque así se recibía al camarada después de largo tiempo. Pero la chiquita, que parecía más delgada y pálida que antes, se quejó por haber sido empujada. Le dolía la panza según dijo.
Esa fue la última vez que Niñita vio a Daiana. Luego comenzó a faltar a clases nuevamente. Siguió la vida, los juegos, el estudio, las clases de música, de gimnasia, las excursiones...
"...Duérmete niño, duérmete ya, que viene el Cuco y te comerá..."
Niñita y sus amigas y el resto de las niñas del grado fueron llamadas temprano. Les llamaba la atención tanta solemnidad. No sabían qué había pasado...
"Tenemos algo que decirles" dos maestras presentes.
Puto. Puto cáncer. Puto cáncer del estómago que arrebató una nenita dulce de su mundo de algodón de azúcar. Putos todos. Niñita creció. Se transformó en la Mujer. Pero en alguna parte, ella aún tiene la esperanza que aquella otra Niñita se encuentre aún jugando a las muñecas.
El mito
Nunca habíamos amado tanto a Platón

Tic Toc Tic Toc
Nadie sabía exactamente cuánto tiempo habían estado allí. Solo sabía que los invasores los habían dejado allí, en unas mazmorras oscuras y húmedas hacía ya tiempo.
Tic Toc Tic Toc
En la letanía interminable donde apenas si lograban obtener algo de luz solar que se colaba a través de ventanas que se encontraban muy alto y apenas la luz tenue de unas antorchas transcurrían su día un grupo de figuras.
No se veían, no se conocían pero sabían de la presencia las unas de las otras por medio de las sombras que proyectaban en sus celdas.
Al principio estaban demasiado aterrorizadas y demasiado alejadas entre sí para pretender comunicarse. Ni siquiera sabía quiénes eran compañeros de cautiverio. Algunos ni siquiera sabían que lo estaban. Habían naturalizado su confinamiento, su cárcel.
Lisbeth podría haber sido una de ellas pero no lo era. Ella recordaba. Recordaba lo que había significado la libertad. Recordaba algo de su vida anterior. Antes del día en que la vida de la Humanidad cambiara para siempre. Pero ellos llegaron y todo viso de normalidad se perdió.
Habían visto un fuerte destello en el cielo que fue in crescendo hasta que la luz en el cielo encandiló a la población. Pero no pasó como en las películas. Porque esa no era una película de ciencia ficción. Era la realidad. Eso sucedió. No hubo fuegos ni cuerpos desintegrándose ni siquiera un ruido ensordecedor. Solo la luz, la calma y la gente perdiendo el sentido.
Tic toc tic toc tic toc
Lisbeth no estaba consciente del lapso transcurrido. Solo sabía que había pasado tiempo ya. El juego de luces y sombras cambiaba con cada amanecer y ya había visto muchos de esos. Lisbeth se encontraba sola en su encierro húmedo y frio.
Todo estaba en silencio y lo único incesante era el sonido insoportable de una gota al caer.
Tic toc tic toc tic toc
Interminable. Insoportable. Pero llegó el día en que le dejó de importar y Lisbeth dejó de escuchar esa gota que amenazaba con volverla loca.
Comenzó a interesarse por lo que la rodeaba. Y ahí vio a las sombras. Las antorchas proyectadas sobre las paredes le permitía adivinar siluetas. Pero no sabía quiénes eran. Nadie emitía sonido hasta el punto que pensó que había perdido la capacidad del habla.
Sin embargo, eso habría de cambiar rápidamente. Recordó una melodía infantil. Comenzó a tocarla sobre un viejo cartón
"Pum pum tacatá...y las horas de las horas pasan haciendo dum dum dum". Así en un interminable sonsonete. No podía tararearla, solo la tocaba de forma interminable.
Y de súbito allí estaban. Lisbeth tocó una vez más:
"y las horas de las horas hacen..."
Pero esta vez alguien más siguió con el estribillo:
Dum dum takata, dum takatá takatá takatá takatá
Y Lisbeth se sobresaltó y comenzó a preguntar:
-Hola, ¿quién está allí? Mi nombre es Lisbeth
Silencio absoluto
-Toca una vez para decir Sí y dos veces para decir No. Me comprendes? Una vez Sí, dos veces No.
-Tac(Sí)
-¿Puedes hablar?
-Tac Tac (no)
Ahora Lisbeth ya tenía en claro los límites de su conversación. Iba a ser monosilábica al menos al principio.
Así fueron pasando las semanas que se transformaron en meses. Lisbeth nunca tuvo una voz a qué aferrarse. No había tampoco una imagen en la que pensar. Inventó un alfabeto con esos raps (golpes) que fue aprendido por ambas (Lisbeth logró averiguar que era mujer). Fue anotando en su viejo cartón cada letra como una tabla aschii original. Pero lo logró. De hecho lo lograron, se estaban comunicando.
Lisbeth averiguó que se llamaba Kabi. Que ella también tenía mucho miedo. Que le dolía la idea que algo le pasara. Se habían aficionado tanto la una a la otra que pensar en no estar juntas les era inmensamente doloroso. Se necesitaban para vivir.
Y así llegó el día. Algo pasó. Lisbeth sintió que un evento extraño había sucedido. No sentía sobre sí la sempiterna vigilancia de alguna entidad desconocida. En un instante se dio cuenta que la puerta de su celda ya no estaba cerrada. No había nada en su celda que se pudiera llevar. Salió a hurtadillas. Vio el largo y eterno pasillo, oscuro como siempre excepto por las antorchas encendidas. Kabi! Ella no podía dejar a Kabi. Podía renunciar a todo excepto a su compañía. A la voz que no lo era. Tomó el cartel y la llamó a los gritos desesperada.
-Kabi, Kabi. ¡Dime dónde estás estás! Sintió el sonido de los raps y se dirigió de donde provenían.
Y allí recibió la noticia de su vida. En una celda había seis o siete figuras. Enormes ojos negros pero todos eran completamente blancas. Se parecía a los hombrecitos verdes de las historias, solo que estas figuras pequeñas, con sus grandes ojos oscuros y oblicuos la miraban con algo parecido a la preocupación. Eran apenas unas cinco o seis figuras.
Y allí Lisbeth lloró. Lloró por aquello que en un segundo había perdido. Jamás habría de imaginar que Kabi era una de esas figuras. Jamás habría pensado que la persona que había sostenido con ella interminables conversaciones con su alfabeto inventado, a quien tanto amaba, era una extraña, una invasora.
Todas las figuras la rodeaban en silencio mientras ella lloraba pero de súbito escuchó un sonido familiar
Dum Dum takata Dum takatá takatá takatá
Y estaba allí. Kabi. Era igual a las demás pero diferente. Los largos meses la habían hecho diferente. Ella era distinta. Ya no era igual a las otras entidades y Lisbeth podría reconocerla en una habitación con 50 figuras blancas como ella. Ella tocó su vieja canción. Se habían cambiado mutuamente.
Kabi volvió a repetir el viejo ritmo. Lisbeth se acercó. Con lágrimas le dijo
-¿Vamos?
-Tac
Y así fue como dejaron aquel mundo de sombras. Las otras figuras no dejaron las mazmorras. Se sentían seguras en su microuniverso silencioso. Pero Lisbeth y Kabi partieron. Nadie sabe dónde. Nadie sabe qué pasó. Solo de vez en cuando se siente
Dum dum takata, dum takatá takatá takatá takatá
Y está bien. Están juntas aún
Julieta
A veces decir adiós no es una opción

De alguna manera sabía lo que sucedía pero se negaba a aceptarlo. Estaba en negación constante. Su relación o lo que pensaba que era una relación. Dani tomó su diario. Necesitaba volcar en palabras la profunda angustia que sentía. Perder a Julieta era algo que le producía profundo pesar. Como un peso enorme apretando sus costillas.
"No sé cómo comenzar. O tal vez jamás hubo un comienzo. El día que nos despedimos sentimos que era distinto y le hice prometer que nos íbamos a despedir de buena manera. Pero tal vez era la oportunidad de algo más. Estábamos en aquella pequeña oficina las dos solas y el abrazo se sentía como algo más. Yo la necesitaba, se avecinaba la pandemia y me daba terror saber que se iba a Italia porque ahí fue el primer país en Europa en presentar casos.
La abracé pero nuestra cercanía se sintió distinta. Me pregunté si me iba a permitir besarla. Así de cerca estuvimos, así quería estar yo de ella. En ella y por ella"
Dani cerró el diario. Tantos recuerdos la afectaban aunque ella no quisiera. Sus ojos se humedecían todavía ante el recuerdo. Pero quizás lo que le dolía era su propio orgullo porque se daba cuenta que ya nada era lo mismo. Julieta se había ido alejando lentamente de ella y Dani estaba segura que no fue su idea. Estaba segura que alguien más había influenciado en ella y que la estaba perdiendo por todos aquellos que la rodeaban y sobre los que Dani no podía detener.
Julieta se estaba yendo y ella no sabía cómo pararla.
No había margen de error ni de malinterpretaciones. De mensajes ocultos en redes sociales. Palabras que solo ellas entendían. De regalos a hurtadillas, de mensajes secretos en otros idiomas pasaron a largas semanas sin verse. A mostrar una profunda indiferencia. A miradas que ya no compartían.
No te vayas Julieta. No te vayas. No quiero perderte amor mío
Sin embargo Julieta ya no la podía escuchar y posiblemente si la oyera tampoco le importaría.
En los últimos días pensó una y mil veces en ella. Qué le diría, cómo reaccionaría. Había estado en una disquería y no pudo sacársela de la cabeza porque encontró un vinilo de su cantante favorito. Quería dárselo como su regalo.
Y fue así que creyó encontrar la ocasión perfecta. No la había visto la semana anterior porque no había venido a revisar el material disponible.
Así que le urgía a Dani verla, olerla, sentirla. Hacía mucho que sus ojos no la contemplaban y ya le dolía el cuerpo de la necesidad de tenerla frente a frente.
Marcó su número. Una voz le confirmó que iba a bajar a ver el material y los equipos que necesitaban para una paciente.
Oh, Dios. Dejame verla. La necesito tanto...
Y ahí estaba ella. Profesional enorme como era y era una de las razones por las que Dani la admiraba tanto. Hicieron todo lo necesario y la paciente fue pronto despachada. Pero quedaron ellas y la mirada que Julieta le hurtaba constantemente.
-Juli, tengo algo para vos. Te juro que no es nada. Es libre de compromiso.
-Mirá, Dani creo que no.
-Por favor Juli. Lo vi y pensé en vos. Si no lo querés lo voy a tener que tirar.
-No, no lo quiero. Me incomodás.
Y eso selló su despedida. ¿Era necesario seguir suplicándole? ¿Era necesario seguir humillándose?
El adiós sin decirlo. Te amo. Te voy a extrañar mucho.
La Radio
Recomendaciones de cosas que no existen

-Buenos días mis queridos oyentes de FM del Sol. Aquí les habla Carolina Carpentiers con nuestra columna literaria de la semana
-Hola Caro, ¿qué nos tenés para hoy?
-Hola Robert. Mirá te traigo algunas recomendaciones. Primero me di una vuelta por la Feria Literaria de Caballito y me vine cargadita de novedades
- Qué me recomendás de ahí?
- Más tarde te voy a presentar las opciones para los chicos pero ahora quería hablarte de tres títulos que salieron recientemente. Los tres son de autoayuda, muy diferentes entre sí pero muy interesantes.
-Suena interesante. Contanos
- El primero se llama La cima más deseada de Javier Mena
-¿el sociólogo?
- Psicólogo en realidad y coach ontológico. Recuerdo haberlo encontrado el año pasado en Barcelona y ya estaba trabajando en este libro. Está organizado en diez capítulos. Y cada capítulo se refiere a una herramienta determinada para poner en práctica por ejemplo una oficina.
Por ejemplo, hay todo un capítulo dedicado a cómo mantener reuniones exitosas, cómo gestionarlas sin tener pérdidas de tiempo y con buenos resultados.
-¡Qué interesante!Pero se puede aplicar a cualquier ámbito?
- Mirá, parece orientado a empresas pero las técnicas son sencillas y propone cosas concretas que pueden ser puestas en marcha en cualquier organización: una escuela, un hospital o cualquier otro lugar de trabajo a gran nivel. Lo mejor se da si alguien con entrenamiento lo puede llevar a cabo porque creo que les va a ser muy efectivo. Después te traje como segunda recomendación otro libro dentro de la misma categoría de Autoayuda otro título bastante diferente pero igual de interesante que se llama "El camino de la autosuperación". Es de Marcela Ceballos una autora uruguaya que es psicóloga y periodista y que está trabajando en el diario El país de España. Tuve la oportunidad de hablar con ella en la Feria y realmente fue muy interesante
-Qué buena experiencia
-Sí definitivamente. Ella plantea en su libro el trabajar sobre las conductas y pensamientos negativos para mejorar el bienestar individual. Muestra que es necesario un cambio radical sin gradualismos para obtener un resultado aceptable. Esto me hizo acordar y mucho como técnica sugerida al libro de Wayne Dyer "Tus zonas erróneas"
-Me gustó mucho ese libro
-A mí también. Porque al pedirte que cambies drásticamente vos tratás de mejorar lo mejor posible y aunque no llegues a ese extremo se produce una gran mejora. Y como tercera recomendación quería traerte el libro de Warren Bailey. Es un sociólogo y psicoanalista norteamericano y hace treinta años que trabaja en ámbitos difíciles más que nada en prisiones federales. Me pareció muy interesante este último título porque cuenta su experiencia a la hora de tratar a grupos en crisis a nivel de ciudadanía como por ejemplo jóvenes con adicciones o que pertenecen a las maras en sus países de origen y que, al llegar a Estados Unidos, quisieron replicar esos grupos de pertenencia. Bailey explica lo que él aplicó en cada grupo de riesgo. Todos los grupos son de diferentes edades y en distintos los lugares donde conoció a estas personas. Más que autoayuda se trata de historias muy fuertes en las que Bailey hace hincapié para entender lo mucho que se avanzó en reinsertar estos grupos.
-Qué trabajo complejo
-Lo fue. Trabajar con grupos de prisioneros, grupos de adolescentes provenientes de maras, de pacientes recuperados de adicciones y de pacientes internados en institutos de salud mental ha sido una gran experiencia y es un claro ejemplo que con esfuerzo y trabajo minucioso se pueden obtener grandes resultados.
- La verdad me encantó lo que comentaste Caro. Te escuchamos la semana próxima
- Gracias y para la semana que viene tenemos una sorpresa para nuestros oyentes
Vita
un recuerdo

Y a lo lejos el halcón descendía desde lo más alto como amo y señor de las alturas como abriendo camino para su amo Quetzalcóatl en un cielo que fundía los colores del Universo.
En el pueblo el tiempo parecía haberse detenido. Las nubes cubrían la selva espesa. La calma invitaba al silencio. Ese silencio que era tan intenso como el oro de los atardeceres mexicanos, como el oro que obnubilaron los conquistadores. Ese silencio ensordecedor de esos que te estremecen.
Y allí estaba Vita con la paz en su corazón por todo lo vivido. Por haber experimentado una multitud de sentimientos y sensaciones únicos.
Habían pasado ya 6 meses de su estadía en el Pueblo Mágico, pueblo de tradiciones, de colores, de flora y fauna única, de selva y montes, de cielo que bajaba hasta ti. Seis meses felices en los que siempre se sorprendía con algo nuevo todos los días. Fue tan difícil alcanzar esa paz! Pero al final todo se dio en una forma mucho más natural de lo que había alcanzado.
Vita había conocido a Berenice en forma inusual. En plena pandemia, Vita trabajaba para un estudio de abogados que llevaba la cartera en la que tenían incluida a Berenice. Berenice entonces se comunicó a través de mails y aplicaciones disponibles para saber cómo iban sus papeles. No se suponía que ellas jamás tomaran contacto. Pero de alguna manera se contactaron.
Al principio era un intercambio como cualquier otro. La frialdad de los emails del comienzo y luego el intercambio de números del móvil. Pero nunca un rostro. Nunca usaron la videocámara. Podían hablar de cosas por horas y horas. No se daban cuenta de lo que pasaba entre ellas. O tal vez sí pero dejaron que no las atrape el tiempo. Era como si estuvieran en una burbuja y ellas decidieran permanecer en ella porque eran felices allí. Y tal vez lo eran. Porque cuando el tono pasó a ser más personal se dio en forma tan natural que no las sorprendió. Era como un entendimiento tácito entre ellas. Vita tenía miedo de preguntarle el por qué sonaba tan diferente con ella con respecto al principio.
Hablaban del trabajo de Vita que podía ser tan desgastante, de la situación con un familiar que la preocupaba profundamente. Ambas compartían su amor por el yoga y la comida saludable sin sufrimiento animal. Se reían de tonterías a cualquier hora. Una despertaba e inmediatamente iniciaba el chat con la otra. Así se amaron. Pero ninguna de las dos podía explicarse cómo comenzó. Cuándo comenzaron a hacerse necesarias la una a la otra. Solo salió así.
Pero un día alguien más apareció en escena cuando recibió uno de los conocidos emails de trabajo de la empresa. Y Vita creyó enloquecer. Quién se dio cuenta, quién las envidiaba, quién podía llegar a sacarlas de esa isla emocional en la que ambas estaban sumidas.
La persona más cercana era alguien que en algún momento había mantenido una historia con Vita. Pero ¿cómo pudo haberse enterado de lo que había entre ambas?
Vita la buscó, era una socia de la firma, quizás la socia más influyente. Quizás aún estaba dolorida por su separación.
La mujer en cuestión, Jelena Umax se llamaba, negó y perjuró que ella no había tenido nada que ver en el asunto pero Vita no lo podía creer. Lo único que sabía es que el dolor de no tenerla la estaba matando al punto de enloquecer
Alma del mar
Construyendo

Deja que el mar se lleve tus penas Deja que le digas adiós a las marcas sobre la arena. Deja que se restauren las heridas que dejan las falsas verdades. Me pregunté por qué se fue y esa respuesta solo puede darla el tiempo; dejarla al silencio. Construye felicidad sobre cimientos que resistan el tiempo. Déjate llevar por el alma de los cantos de las sirenas. Musas inspiradoras de pasos signados por la luna. Alma del mar. Paz en la mirada de La Hechicera de las mareas. Quédate a ver los primeros Rayos del día Cuándo se separan Los eternos amantes. Quédate a ver su despedida. Descubramos Las mil y una maneras qué encuentran para decirse cosas. Para acercarse, para contarse los momentos que nadie más entiende.
Permite que hablen sus miradas permite que hable su piel expectante de caricias acumuladas y de fuegos y irrevelados de caminos ocultos entre valles secretos ,de montes de fuego de estrellas inalcanzables
Espejo y contrapunto
Dualidad

Vivimos en una dualidad dispar. Somos seres iguales y diferentes habitando el mismo mundo y atravesados por los mismos sucesos.
Pero los vivenciamos cada uno como lo que somos, entes separados, autónomos, con nuestra particular visión del mundo. Somos hombres y mujeres y eso es hermoso. Somos una realidad más compleja que la naturaleza de la que somos parte. Somos.
Nosotras nacemos con el mote impuesto por Dios sabe quién, de sexo débil, parida desde el ciclo materno para cumplir el eterno mandato de ser madre -cría- reproductora.
Ellos nacieron con la corona en la cabeza, macho -alfa- creador supremo aún en discusión. Proveedor natural de toda la especie dominante.
Nosotras tenemos vaginas de esa que sangra, de esa que siente el dolor de los hijos. De esa que es objeto de deseo; de anhelo. De esas que representan el dolor de nuestra condición de mujer. De esas que son mutiladas para que lo impúdico no nos toque. Porque para algunos el placer femenino lo es.
Pero en cambio Ellos tienen el falo, conquistador de secretos revelados, de experiencias, avasallando, sorteando obstáculos. Ellos representan solo la mitad de aquello que podemos ser porque la otra mitad está profundamente guardada en nuestro seno.
Nosotras cuando nos enojamos nos sentimos frustradas, no hablamos, no nos comunicamos y deseamos que la cabeza del varón ruede por el pavimento.
Ellos cuando están enojados necesitan un tiempo de esparcimiento, se divierten, lo disfrutan, comparten historias con sus amigos y hacen golpes en su pecho como los hombres de las cavernas.
Cuando nosotras estamos hipersensibles lloramos y lloramos y llorando somos un mar de lágrimas de esas que podría durar una vida entera.
En cambio ellos no lloran, lo ven como símbolo de debilidad, se sienten débiles, se sienten incómodos con lágrimas en los ojos y hacen lo posible para no mostrarlas. Pero las penas corroen. No saben de lo increíblemente fuertes que los hacen cuando se deciden a mostrar la emoción que los embarga. El hombre no lo admite pero quisieran llorar como el niño que guardan dentro.
Y nosotras somos el desbalance emocional, que se desgarra, que nos marca, nos rompe. Le damos sentido al dolor del corazón. Literalmente podemos morirnos con un corazón roto. Y así y todo decidimos seguir por nosotras mismas, por nuestro orgullo que nos salva en esas ocasiones. Nos levantamos sin saber cómo y somos fuertes por nosotras mismas y por alguien más. Siempre tenemos razones para seguir aunque muramos.
Y ellos, como en perfecta simetría a todo ello, tan fuertes, también caen presos de la desesperación. El desamor, la pérdida nos iguala. Nos hace débiles ante lo mismo, nos pone en la perspectiva de la vida. No podemos afirmar quién tiene la supremacía del sufrimiento. Somos iguales. Por eso decimos que el amor y el dolor nos iguala. Y así seres tan complejos como hombres y mujeres lloramos por la misma causa.
Le decimos adiós al amor de la misma forma. De forma tan sentida, intensa, única como el amor que acomete al ser humano. Que lo derriba y lo levanta. Como el que lo construye y deconstruye a diario.
Podemos ser distintos y cuando se trata de sentir somos tan similares. Y esa emoción que en nosotras nos gana y a ellos los pone serios o que a nosotras nos fortalece y a ellos los tira abajo como una feroz ventisca acomete contra un castillo de naipes no podemos desterrarlas aunque quisiéramos porque las cartas fueron echadas de esa manera. Y no hay forma de cambiar el corazón humano.
Ex emotio cordis
Siamo di ciò che amiamo

Ex emotio cordis. l'emozione outta contextus βίαιο
συναίσθημα quod tuam grauat animam meam.
Chaque instant est un souvenir de l'amour qui est parti. Amore, angelo alato, dove hai portato la mia voce? Dove hai portato i miei ricordi?
Ou peut-être que les souvenirs sont très frais. Ils sont mortellement blessés. Ou peut-être n'ont-ils jamais existé.
Real love is blind. I understand that. Kao da voda rijeke briše sve.
As nuvens estão se fechando na floresta. As pessoas não viram. Et hoc modo est cor clausus. Secunda pars anime patens. Ella parte pero me deja marca profunda. Tomará caminos a través de los cuales no podré seguirla. Y el sueño quedará roto et les espoirs mourront avec elle.
Rouge cramoisi. Alors je me souviendrai d'elle. Comme la flamme intense qui ne doit jamais s'éteindre. Comme la Flamme intense qui m'a réduit en cendres. Ich konnte ihr nicht mehr zuhören, denn ihre Stimme würde mich zu dem Feuer führen, das mich verzehrte.
Lapis super lapidem. Jen mia brusto hodiaŭ. Poitrine pleine de douleur, pleine d'angoisse, pleine de solitude. En la verdad encontraré refugio pero antes arderé mil veces.
Dura lex for those who await. Dura lex για όσους αγαπούν. Piedad. Piedad te pido. Να σηκωθούμε. Θα ήθελα να συνεχίσω τη χαμένη μου διαδρομή αλλά δεν θα μετανιώσω ποτέ που σε αγάπησα.
Je dois bannir cette angoisse. J'ai besoin de la nuit pour m'apprendre que Qui totum vult totum perdit. Quod non sunt primitus prolixitati modus. Omne quod est Limit. Et amorem. Et quasi mutus. Et defecit.
Cancerbero custodiará mi paso a los infiernos cuando todo lo humano, se convierta en recuerdo. Αλλά δεν υπάρχει τίποτα από μένα στα λάφυρα. Estoy sólo hecha por cada añoranza de ti.
L'amore mi lascia qui prigioniera. L'amore si dimentica di me. L'amore continua per la sua strada. L'amore continua a spese di tutti coloro che lascia. L'amore è una costellazione di stelle pronte a scontrarsi e formare l'universo. Ma nessuno mi ha detto che non potevo far parte della tua galassia.
Flores de mayo para ti. Flores amarillas. Votre renaissance. Muses silencieuses. Perpetua solitudo, solitudo. . Guardo l'orizzonte e non trovo più gli uccelli che popolavano il tuo cielo. Forse è perché te ne sei andato prima della primavera.
Fuiste el amor de mi eterna oscuridad. Né de la souffrance, du vain espoir, de la mort qui rôdait. De tout ce qu'on ne s'attendait pas à vivre. Ahora este poeta vive para reconstruir el poema que no le permitieron concluir. Juntar versos llevará una vida de esas que el poeta hubiera preferido vivir junto al amor.
Sit Idibus Martiis producat fructus beatitudo vestra . Porterò le pecore delle Idi a festeggiare ma penso di tornare indietro perché la mia canoa mi farebbe piangere. New poems and turn the page. Veo los atardeceres y todo me recuerda que las flores solo florecen en primavera y se marchitan con las lágrimas de noviembre. Fluss ohne Strömung. wie diese dich nennen werden, wenn sie dich trocken und verlassen sehen. Wenn sie sehen, dass dir das Leben fehlt. Was wirst du ihnen sagen? Acaso les explicaras un día fuiste agua tormentosa, agua correntosa, agua llena de vida y que por el amor se fue muriendo tu cauce. Y que por el amor ya no me quedan partes sanas.
Amor animi arbitrio sumitur, non ponitur.
La Mansión
Los amantes permanecen unidos por la eternidad

"El misterio de la única mansión de la avenida Alvear que está habitada" La mansión de los Díaz Ocampo se encontraba sobre la avenida más reconocida de la capital argentina. Los Díaz Ocampo habían estado viviendo por meses en Europa y desde allí Francisco Díaz Ocampo había encargado la construcción al famoso arquitecto italiano Marco Mattazi. Era lo que se acostumbra en esa época. Grandes familias encumbradas realizaban la mudanza casi completa a Europa en donde las delicias de la Belle époque los retenían por meses e incluso años. Así sucedía con esta familia; varios hijos ya se habían establecido en forma permanente en París y en Londres. Y Francisco, viudo desde hacía mucho tiempo, sólo quedaba con la compañía de su hija Desiré. Desiré tenía poco más de 14 años cuando se fueron a París. En el ínterin se encargó la construcción del Palacio sobre la avenida Alvear. Al ser su hija su única compañía no había nada que Francisco no hiciera por ella. La porcelana más fina, mármol de Carrara, el dorado a la hoja de los bargueños y el terciopelo de sus cortinados, todo era poco para complacer a su hija. El tiempo pasó, la construcción estuvo lista así que Francisco consideró pertinente volver a la capital argentina. Ya habían pasado las revueltas de 1890 y la calma parecía haber vuelto al gobierno. Desiré estaba muy entusiasmada. Sus amigas estaban haciendo su presentación en sociedad y estaba segura que ella la tendría también. Había recibido una educación privilegiada: las mejores institutrices, tres idiomas y una educación exquisita en las artes. Sus hermanos mayores estaban convencidos que haría un muy buen matrimonio. Fue de esa forma que se instalaron en el Palacio Durhau. Desiré deseaba continuar con sus clases de arte mientras esperaba con ansia la aprobación de su padre para su presentación en sociedad. Deseaba la libertad y las actividades sociales que estaban destinadas exclusivamente a las jovencitas recién presentadas. No soñaba con un marido aún pero las actividades sociales eran muy importantes para las hijas de las familias adineradas. Su padre no se había olvidado de su pedido. Sabía de sus ansias de entrar en la vida social pero consideraba que podría retenerla un par de años más. La pasión de Desirée hacia las artes era lo más destacado en su familia. Grandes veladas familiares la habían tenido como protagonista tocando el viejo piano de cola pero dónde más se destacaba era en la escultura. Su padre la había llevado a Florencia y a otros lugares de Italia donde el arte la envolvió y la inspiró. Por eso al volver a Buenos Aires decidió que ella continuara sus clases. A Francisco le habían hablado de un joven artista italiano radicado en el país que había llegado por un corto periodo pero que al final había decidido quedarse. No tenía dinero y tampoco gran fama pero en los viejos salones aristocráticos era considerado como uno de los mejores. El muchacho, joven y promisorio artista, se llamaba Doménico Ricci. Nico cómo lo llamaban al artista en ciernes, se presentó a hablar con Francisco un viernes a la tarde. Cuando Nico entró al palacio, con su ojo entrenado en la belleza, pudo captar la exquisitez de las telas, la finura de sus mármoles y el trabajo exquisito de sus bordados. Se produjo la presentación y los dos hombres hablaron con beneplácito sobre las condiciones para dar clase a la hija del señor acomodado. Sin embargo Nico sintió como si un volcán de fuego saliera de su pecho cuándo Francisco mandó a llamar a la hija para presentarle a su tutor. Nunca había visto Nico una belleza etérea semejante. Su piel de alabastro, los cabellos rojos y los ojos oscuros la hacían inolvidable. No sabía qué decir ni qué hacer sólo contemplar la belleza de quién quería crear belleza. Él sabía sus limitaciones sociales. Sabía que jamás habría de ser invitado a las veladas que se irían a hacer en esa casa. Se había quedado en Buenos Aires porque sabía del interés de las familias aristócratas en el arte que pagaban muy bien mientras que en Italia, con tantos otros artistas como él, se habría muerto de hambre en una buhardilla como otro más. Y también era consciente que no podría aspirar a ser más que su tutor. Desiré no había dicho ni una palabra pero su reacción a la presencia de su maestro la escondió muy bien por encontrarse su padre presente. Nada en el mundo podía llegar a explicar la sensación de estar ahogándose con un corazón que le corría desbocado. No se trataba de ver a un hombre apuesto. De esos ya había conocido muchos estando en Europa. Más bien era el reconocimiento de estar con la persona que habría de cambiarla. De reconocer en el otro a su otra mitad. Y así entendió los viejos mitos, entendió el por qué Platón escribió que los hombres originalmente tenían cuatro piernas y cuatro brazos y también entendió la angustia de la separación y la necesidad de juntarse nuevamente. Las clases transcurrían en silencio, eran sus ojos los que hablaban. Entre ambos hacían la mímica de una danza que tenía miles de años. La danza del cortejo con sus ojos magnetizados, con sus cuerpos cada vez más cerca y con la sabiduría del amor de una pareja que no habría de ser. Desiré había esperado la llegada de un gran trozo de mármol de Carrara. Deseaba trabajar ese mito sobre la piedra. Sin intercambiar palabra con Nico le había señalado en un viejo tomo de la enciclopedia británica la referencia a dicha historia. Nico asintió pero sintió que ya no podía contenerse cuando sus manos se rozaron al acariciar la piedra. Tiró de ella suavemente, la tomó en sus brazos y mirándola a los ojos le dijo -Voglio stare con te Y Ella respondió:- e anche io Así transcurrieron varios meses en donde las clases se disfrutaban el doble. Ellos reían y charlaban de cualquier cosa y por cualquier motivo. Pensaban que estaban a salvo. Pero el cambio en ambos era palpable y era visible para quienes los hubieran conocido. Había otra luz en su mirada y había testigos. A Francisco Díaz Ocampo no le pasó desapercibido el cambio producido en su hija. Ya no era una niña sino que su mirada tenía el brillo de una mujer y tampoco le pasó inadvertido la mirada que le echaba el tutor de su hija a la muchacha. Decidió que eso era inaceptable. Que no era posible. Que si él tenía que perder a su hija debía ser con alguien que estuviera a su altura, no de un artista muerto de hambre que viviera de mendrugos y que no pudiera darle a su hija la vida a la que estaba acostumbrada. Por eso decidió intervenir, y para gran sorpresa de su hija, anunció que sería presentada en sociedad en breve. Desiré sabía lo que esto significaba. Las actividades sociales a las que tanto había aspirado ahora le jugaban en contra. No quería entrar a ese círculo. Ella sabía dónde pertenecía ahora con el infinito conocimiento de una mujer enamorada y sabía también que había una razón para su presentación. Conocía suficiente a su padre para saber que éste intuía todo aquello maravilloso que le estaba pasando y también sabía que no se lo iba a permitir. El tiempo que tardaron los preparativos para la fiesta donde habría de ser presentada su padre se encargó de hablarle de un tal Estanislao Castrejón. Era un hijo del país, con una fortuna igual la suya, obtenida en los negocios ganaderos y del oro e incluso le presentó a sus padres contraviniendo las costumbres de la época. Desirée comenzó a desesperarse; sabía que era lo que le esperaba. La presentación, varias salidas forzadas y una propuesta de matrimonio que ella no dudaría en rechazar. La noche de la celebración la encontraron odiando cada minuto llorando sobre el regazo de su antigua nana. - No llores mi niña- la buena señora la conocía desde que era una nenita ya había cuidado de sus lágrimas en otras ocasiones. - No puedo soportarlo. No lo haré. No iré - Sabes que sí debes hacerlo. Es lo que se espera de ti. - Me niego. No quiero perder a Nico. Prefiero morirme. Ya me siento morir - No hables así, ya encontraremos una solución Veía bastante difícil una solución positiva para su niña pero era lo único que podía decirle para calmarla. Ella también bogaba para que pasara algo que le permitiera a los enamorados estar juntos. Ella había visto el brillo en los ojos de ambos y entendía perfectamente el mar de violentas emociones que los corroían. Estaba peinándola cuándo entró otra de las muchachas de servicio en una nota. "Ven" decía la nota y Desiré sabía quién le había escrito y hacia donde debía ir. Ya estaba lista para la fiesta prefirió ir al encuentro de su amado en el estudio que había sido testigo de la magia de su relación. Cuando lo vio corrió hacia él -Estás hermosa, Nunca pensé verte tan perfecta -Necesito escapar o me moriré de dolor. Necesito irme. Y necesito que vengas conmigo. - Amore mio, ovunque saremo tu sarai sempre arte e l'arte è eterna e io ti accompagnerò anche se attraverserò i murales della materia. Sarò sempre con te perché ti amo Omitió decirle que Francisco le había informado que luego de la presentación sus servicios ya no eran necesarios. Hubiera sido agregar más angustia al dolor que ambos sentían. Y fue así que compartieron un beso profundo abrazando el amor, abrazando a la desesperación de la partida, acariciando la piedra que aún no habían empezado a trabajar. Pasaron las horas, llegó el momento que Desiré debía bajar. Comenzaron los murmullos en el salón. La muchacha no aparecía. Uno de sus hermanos llegados de Europa informó que se encontraba indispuesta y que esa noche debían suspender el convite. Pero no era cierto, ella no se encontraba ahí. No podían encontrarla. Su padre, desencajado y desesperado, contrató varios peones para recorrer la ciudad y mandó mensajes a sus conocidos en las provincias. Desiré no estaba así ni tampoco su tutor. Ambos parecían haberse esfumado de la faz de la Tierra. Su padre se enfermó de gravedad. Se sentía culpable porque sabía que él había propiciado todos estos sucesos. La nana lo cuidaba así como había cuidado a su hija. Cuando ya no pudo soportar ver su sufrimiento le dijo - Venga conmigo Y lo llevó al estudio. Allí estaba la piedra tapada con una sábana blanca. Nunca había vuelto al estudio desde la noche de la desaparición. Tampoco había visto la obra. La nana se la señaló y él no entendía qué trataba de decirle. Y ella le dijo que la descubriera. Francisco lo hizo y contuvo el aliento. Allí una pareja con sus cuerpos entrelazados no podían formar figura más perfecta. Con cada curva de su cuerpo encajando uno en el otro y los reconoció a ambos. Eran Desiré y Nico qué fundidos en la piedra habrían de estar juntos por la eternidad. Se dice que Francisco volvió a Europa con sus hijos pero la nana decidió quedarse en la casa y luego los hijos de sus hijos como en una Guardia eterna de los amantes que sólo la imprescriptibilidad del tiempo habría de juntar para siempre.
El Reino

Mi nombre no importa ni tampoco vine a presentarme con ustedes.
Sin embargo me tomaré el tiempo para contarles algunas pequeñas verdades.
Este edificio fue construido hace 70 años y sirvió como hotel durante 30 de esos años y una vez transcurridos fue dejado atrás por su propietario y ya nunca más un ser humano volvió a habitar sus aposentos.
Consta de tres pisos; al tercero nadie puede ir porque luego de una tormenta se produjo un goteo incesante desde el techo y la madera de las escaleras se pudrió. A mí tampoco me interesaba estar mucho tiempo allá arriba ya que durante el verano se hacía sentir la temperatura más alta y especialmente en las madrugadas.
En el segundo hay algunas habitaciones disponibles. Por un tiempo fueron ocupadas por gente que no tenía dónde vivir. Ellos sacaron el vidrio de algunas ventanas no sé con qué motivo y tampoco me interesa. No hace mayor diferencia porque la temperatura está alta todo el año.
Bueno, la verdad es que prefiero estar en esas habitaciones desnudas: la brisa que corre por la ausencia de los cristales es la adecuada para mis pelos.
Sin embargo, yo no soy el único habitante de este lugar. Los pájaros, al buscar refugio, también se adueñaron de este sitio. A mí no me molesta porque supongo que todos buscamos cierta comodidad. Además ellos introdujeron varios cambios en este recinto. La suave brisa del este y las lluvias hicieron que se acumulará parte del suelo aquí y las aves trajeron toda suerte de cosas útiles para este espacio.
Con el paso del tiempo fue creciendo parte de la hierba aquí. Debo confesar que es realmente muy conveniente echarse sobre una mata mullida de hierba fresca los días estivales. También hay más intrusos como las mariposas y los picaflores o las abejas y los ruiseñores .Así que cuando estamos todos en la habitación siempre hay mucho ruido que no cede al cual ya estamos acostumbrados.
En la planta baja hay otras habitaciones donde las personas se sentaban a charlar por horas o al menos eso me han dicho.
También se encuentran la cocina y la recepción original pero en la cocina ya no hay comida hace décadas y de la recepción sólo han quedado las llaves colgadas prolijamente en cada casillero. Es extraño porque a pesar de no haber ruido de voces humanas siempre se oye algún cuchicheo que proviene de todos los que se han adueñado de este espacio.
Yo tengo una rutina establecida. Duermo en mí cálido colchón de hierba porque ya no hay colchones tangibles. Me levanto y voy en búsqueda de un poco de agua. Luego salgo en búsqueda de comida. Cuando regreso con el hambre saciada vuelvo a mi colchón de hierba.
Es todo lo que tengo pero no me quejo. Somos todos los hijos de la Tierra. No hay diferencia entre los seres que la habitamos. Todos nacemos, crecemos, nos reproducimos y finalmente nos morimos. Lo que nos hace diferente es lo que estamos dispuestos a dar hacia los otros. En mi caso yo estoy dispuesto a darles paz especialmente a mis amigos los pájaros. Porque estoy convencido que el equilibrio en la naturaleza siempre es posible y aquellos que vivimos en el segundo piso lo entendemos perfectamente porque no es necesario qué interactuemos demasiado para estar en equilibrio con el otro.
Todos sentimos el viento mañanero que nos refresca. Todos sentimos hambre. A todos nos acomete la sed. Todos paseamos por los jardines dejados atrás y que en su momento imponían respeto. Ahora sólo es un espacio propio que recuperamos para nuestro disfrute.
Cada día que pasa me doy cuenta que hay más nuevos habitantes de este lugar. A mí me gusta ir de habitación en habitación observando todo. De alguna manera me siento el dueño de todo esto pero yo creo que todos los aquí presentes sienten lo mismo.
No puedo decir que mi figura sea imponente. Soy de la mitad del tamaño de una garza pero pesó más que ellas. Mis pelos son rubios y todos me tienen confianza. No sabría decir cómo llegué aquí. Toda mi vida viví aquí dentro de estas paredes. Mis ojos son amarillos y mi cola se yergue con orgullo. Tengo que ir en búsqueda de mi comida porque se supone que eso debo hacer y más allá de todo creo que podemos decir que en nuestro micromundo nosotros sonreímos ampliamente con más frecuencia. Y creo que así debe ser que todos los animales podamos encontrarnos con la paz de un lugar que nos ha elegido a nosotros.
Latidos

Hacen latir mi corazón...
Como quien espera
los pequeños eventos para
comenzar a poner en funcionamiento el mundo.
Sentir a las aves cantar de madrugada
porque su canto me arrullan en mi sueño .
Lluvias estivales a la hora de la siesta porque me cobija en sus brazos cálidos.
Los ronquidos de un gatito
Por qué? Hay un por qué? Porque sí
La preciosa sonrisa de ella
porque solo aspiro a hacerla feliz.
La panza de madre
porque guarda la vida de mi vida.
Las sonrisas de madrugada
Cómplices del amor de una pareja
La carita de un perrito
porque brinda su corazón sin más.
El ruido de las olas
porque me muestra un mundo que no conozco
Un día de sol porque me nutro en su brillo.
Las montañas
porque me comparten la esperanza del deshielo en primavera.
Un bebé
porque cabe todo el mundo en sus puñitos cerrados.
El arte
porque es la mejor versión de cada uno.
Los artistas
porque dan lo mejor que tienen.
El olor a hierba mojada
porque la materia y energía se acomodan en el universo.
Las canciones
porque me convierten en testigo de tus historias.
Las estrellas
porque sonríen ruborosas a lo lejos y tu boca
porque es lo único a lo que aspiro sueño y anhelo
Sombra etiope

Muros, muros!
Sostenes del tiempo,
muerte aciaga,
qué haces qué me acechas
ya me persigues y te escondes impertérrita
entre las murallas de desierto y arena.
Sopor y calor acompañan
a los muertos y a los que habrían de serlo.
Moscas en heridas purulentas,
producidas por
las bestias de la noche
riéndose a carcajadas.
Gusanos engrosados
por despojos humanos
putrefacción del alma.
Cuerpo corrupto por
los azotes del agujero
donde solíamos sobrevivir.
Hora tras hora.
Día tras día
tictoc tictoc
contando cada minuto
de esos que costaron lágrimas perpetuas.
Viene uno de los muertos
que habría de ser.
Aún incorrupto, aún respirando,
me extiende las manos pequeñas
que no han de llegar a adulto
me muestra un reloj de bolsillo:
es el tiempo que sigue clavando
clavos en mi féretro
Magia Verde

Magia verde
Y algo así como
contenida en el espíritu del bosque,
del verde que te rodea,
de la energía del río que te circunda.
Allí te presentas
e invocas con tus cantos
la magia que reside, percibida y latente.
En cada planta, en cada piedra,
en cada elemento de la naturaleza.
Ante nuestros ojos
tu energía crece
se reparte generosa
en cada ser viviente,
y conoces el significado
que en todo ser se halla,
lo verde de su fuente.
A ti, Niña Mujer

Y veo tus sueños de niña
y me pregunto si acaso los abandonaste
en una esquina donde preservas
todas esas fantasías.
Esa eterna e incesante fuerza
que te propiciaba
a terminar una travesura
y a comenzar veinte distintas.
Le hablo a la mujer que eres hoy
la que está tirada en esa cama
si estás vencida,
trémula en derrota
o resignada,
o aleccionada,
o agazapada,
esperando un cambio,
un milagro,
una prédica de algún milagrero,
una oración.
¿Estás realmente acabada Mujer de hoy?
¿Estás sin ilusiones como dicen
o sólo tienes las esperanzas en pausa
mientras esperas que algo suceda?
¿Juegas aún bajo la mesa?
¿Cómo construyes tu casa ahora?
¿Las haces de mantas y las llenas de muñecas?
O acaso tu casa es de ladrillo ahora Y de cunas vacías?
Y ahí escondida abajo en el silencio
cómplice de una telenovela
¿Te dejas acunar por la esperanza
De formar la familia
que en tus muñecas presentabas?
¿Podrás?¿Serás capaz?
Ex emotio cordis (español)
Texto postulado fue en su original multilingüe en el Mundial de Escritura

La emoción Sacada del corazón l'emozione sacada del contexto Emoción violenta que pesa sobre mi alma.
Cada instante es un recuerdo del amor que se ha ido. Amor Ángel alado dónde te llevaste mi voz. Dónde te llevaste mis recuerdos. O quizás los recuerdos están muy frescos. Lastiman de muerte. Tal vez nunca existieron.
El amor es ciego. Lo entiendo. Como el agua de un río arrasa todo. Se cierran las nubes sobre el bosque. No puede verse a la población. Así se cierra mi corazón. Se parte cada segundo de mi espíritu. Ella parte pero me deja marca profunda. Tomará caminos a través de los cuales no podré seguirla. Y el sueño quedará roto y las esperanzas morirán con ella.
Rojo carmesí. Así yo la recordaré. Como la intensa flama que jamás ha de apagarse. Como la intensa Flama que me ha quemado hasta dejarme en cenizas. Yo no podría volver escucharla porque su voz me llevaría al fuego que me consumió. Piedra sobre piedra. Así es mi pecho el día de hoy. Pecho lleno de dolor, lleno de angustia, lleno de soledad. En la verdad encontraré refugio Pero antes arderé mil veces.
Dura es la ley para aquellos que esperan. Dura es la ley para que ellos que aman. Piedad. Piedad te pido. Para levantarme. Quisiera retomar mi camino perdido pero jamás de ti lamentaré haberte amado.
Necesito desterrar esta angustia. Necesito que la noche me enseñe que quién todo lo quiere, todo lo pierde. Que no hay medidas para un Límite. Que todo es Límite. Y amor. Y silencio. Y decadencia. Cancerbero custodiará mi paso a los infiernos cuando todo lo humano, se convierta en recuerdo. Pero no hay nada de mí en los despojos. Estoy sólo hecha por cada añoranza sobre ti.
El amor me deja aquí prisionera. El amor se olvida de mí. El amor continúa su camino. El amor sigue a cuesta de todos aquellos que deja atrás. El amor es una constelación de estrellas listas para chocar y formar el universo. Pero nadie me dijo que yo no podría formar parte de tu galaxia.
Flores de mayo para ti. Flores amarillas. Tu renacimiento. Musas silentes. Soledad eterna soledad. Miro el horizonte y no encuentro ya los pájaros que poblaban tu cielo. Quizás es porque te marchaste antes de la primavera. Fuiste el amor de mi eterna oscuridad. Nacido del sufrimiento, de la esperanza vana, de la muerte que acechaba. De todo aquello que no esperábamos vivir. Ahora este poeta vive para reconstruir el poema que no le permitieron concluir. Juntar versos llevará una vida de esas que el poeta hubiera preferido vivir junto al amor.
Qué los idus de marzo traigan felicidad en tu cosecha. Llevaré la oveja de los idus para celebrar pero estoy pensando en volver porque mi canoa arrastraría mis lágrimas. Poemas nuevos y dar vuelta la hoja. Es todo lo que este poeta no puede hacer. Veo los atardeceres y todo me recuerda que las flores solo florecen en primavera y se marchitan con las lágrimas de noviembre.
Río seco. Río sin corriente. como te llamarán aquellos cuando te vean seco y abandonado. Cuando te vean carente de vida. Qué les dirás? Acaso les explicaras un día fuiste agua tormentosa, agua correntosa, agua llena de vida y que por el amor se fue muriendo tu cauce. Y que por el amor ya no me quedan partes sanas.
Amor animi arbitrio sumitur, non ponitur.
Novia de una noche
Este año comenzó el certamen de poesía dentro del Mundial de Escritura
Y ahí va la novia
vestida hechicera.
Dicen que lo espera
vestida de fiesta;
dicen que lo aguarda
con brocato y seda.
Encanta sentidos
¡Ay, sí quién pudiera!
Perfume de azahares
de rosas y verbena.
Dicen que lo espera
vestida de fiesta,
dicen que lo aguarda
con brocado y seda.
El sol ya se asoma
y de vergüenza ajena,
cae su capullo
ella cuenta penas.
Dicen que lo espera
vestida de fiesta,
dicen que lo aguarda
con brocato y seda.
En las alturas

Vuela alto
bellísimo Pájaro Rojo
Extiende tus alas
Sé parte del sol
Arde en las llamas que han quedado
Mi amor por ti lo arrasa todo
Invadiendo mi alma
Te necesito tanto
Nado en los despojos
de mi cordura

Fantasmal

Tangible, anecdótica, fantasmal
hundo mi boca en tu recuerdo.
Vado del estío
me dejas a un camino,
con el sabor de
tu fruta madura, dispuesta.
Cada verso lo dedicaré a ti y
la maravilla que es amarte.
Y te apareces
y así te vas
y así me dejas.
Toma mis cadenas
y llévalas contigo
no me dejes anclada
a la eternidad de tu recuerdo
Déjame verte alma de mi alma